Revista de Español: EL PASADO culturas madre | Page 9
ALCESTIS:
MITO GRIEGO
Alcestis, la más bella de las hijas de Pelias, fue
solicitada en matrimonio por muchos reyes y príncipes. Como no quería poner en
peligro su posición política rechazando a cualquiera de ellos y viendo, al
mismo tiempo, que era claramente imposible satisfacer a más de uno, Pelias hizo
saber que casaría a Alcestis con el hombre que lograra uncir un jabalí y un
león a su carro y conducirlos alrededor del estadio. Al enterarse de eso,
Admeto, rey de Feras, llamó a Apolo, quien durante un año le tenía que servir
como vaquero por orden de Zeus, y le preguntó: «¿Te he tratado con el respeto
debido a tu divinidad?» «Lo has hecho, ciertamente —asintió Apolo— y yo te he
mostrado mi agradecimiento haciendo que todas tus ovejas paran mellizos.»
«Entonces, como un favor final —suplicó Admeto— te ruego que me ayudes a
conseguir a Alcestis permitiéndome que cumpla las condiciones de Pelias.» «Será
un placer para mí», contestó Apolo. Heracles le ayudó también amansando a las
fieras y poco después Admeto condujo su carro alrededor del estadio de Yolco
tirado por aquel par de animales salvaje
No se sabe por qué Admeto omitió el acostumbrado sacrificio a Artemis
antes de casarse con Alcestis, pero la diosa se apresuró a castigarle. Cuando,
animado por el vino, ungido con esencias y enguirnaldado con flores, entró esa
noche en la cámara nupcial, Admeto retrocedió horrorizado. En el lecho
matrimonial no le esperaba una bella novia desnuda, sino un nudo enmarañado de
serpientes sibilantes. Admeto corrió gritando en busca de Apolo, quien
intervino bondadosamente ante Artemis en favor de él. Después de ofrecerse
inmediatamente el sacrificio olvidado, todo quedó arreglado y Apolo incluso
obtuvo la promesa de Artemis de que, cuando llegara el día de la muerte de
Admeto, se le perdonaría la vida con la condición de que un miembro de su
familia muriese voluntariamente por amor a él.
Ese día fatídico llegó más pronto de lo que esperaba Admeto. Hermes
se introdujo en el palacio una mañana y le citó para el Tártaro. Se produjo una
consternación general, pero Apolo ganó un poco de tiempo para Admeto
emborrachando a las Tres Parcas, y así aplazó el corte fatal del hilo de su
vida. Admeto corrió apresuradamente a ver a sus ancianos padres, se asió a sus
rodillas y suplicó a cada uno de ellos por turno que le cedieran lo que les
quedaba de vida. Pero ellos se negaron rotundamente, alegando que la vida les
placía mucho todavía y que él debía conformarse con su suerte, como hacía todo
el mundo.
d. Entonces, por amor a Admeto, Alcestis se envenenó y su alma descendió
9