Revista de Español: EL PASADO culturas madre | Page 13
"LA PRINCESA NANCIYAGA"
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
- Cuenta la leyenda… que una hermosa princesa olmeca de nombre “Nanciyaga” (Nariz de
nanche [chatita]) todas las mañanas acostumbraba cruzar, siempre acompañada de un
enorme cocodrilo que la cuidaba, desde la isla de “Totogoxio” (Pajarillera), donde había
elegido vivir entre las más hermosas aves del lago, hasta el arroyo de agua agria para
bañarse y embellecer su piel con el mo´ts (lodo) del fondo de sus aguas. Y por las tardes
iba a las islas de “Tenaspi” y “Tenaspillo” (En la orilla de las graciosas garzas), a estar
con las garzas del lugar. Se dice que el enorme cocodrilo era realmente un príncipe
popoluca llamado "Uspin" (Lagarto), que tomaba tal forma para engañar la vigilancia del
rey “Tsanay” (serpiente) y así poder disfrutar del amor de la bella princesa. Se comenta,
también, que el secreto de su idilio era del conocimiento de los chaneques blancos,
quienes miraban con agrado a la pareja. En esas épocas y lugares era hasta cierto punto
común la relación de ciertos humanos con algunos seres sobrenaturales.
Pero, la enorme felicidad de la joven pareja, no iba a ser eterna, de momento se vio
empañada por la envidia de otros seres sobrenaturales: los chaneques negros, quienes
acudieron a la isla de “Agaltepec” (En el cerro de las canoas) e informaron de esto al rey.
Éste, hecho una furia, inmediatamente se hizo acompañar de varios guerreros olmecas
quienes en cientos de canoas surcaron las aguas del lago y fueron a buscar a la feliz
pareja de jóvenes. Al darse cuenta de ello y por simpatía a la pareja, los chaneques
blancos queriendo contener las fuerzas del rey provocaron una fuerte “surada”, pero era
más fuerte el odio y la sed de venganza del monarca quien venciendo las fuerzas
naturales y sobrenaturales alcanzó a llegar al manantial del arroyo agrio. “Uspin”, al ver al
rey con sus guerreros, volvió a transformarse en un enorme cocodrilo para defender a la
muchacha, logrando en su intento matar a varios hombres del rey, pero no pudo vencer a
todos y finalmente quedó inerte, atravesado en todo el cuerpo por varias flechas y lanzas;
al verlo derrotado, la princesa “Nanciyaga” creyó morir de dolor y le pidió a su padre, el
rey, que ordenara a sus hombres que también la mataran a ella. El rey “Tsanay” viéndola
con una mirada cargada de odio por la desobediencia y burla de la cual fue objeto, al
querer voltear para dar la cruel e infame orden fue súbitamente tragado por las fuertes
mandíbulas de “Uspin”, quien con un esfuerzo sobrehumano evitó la muerte de su amada
y logró a su vez acabar con la vida del monarca. Los guerreros olmecas al ver morir a su
rey, de acuerdo a sus normas, reverenciaron y prometieron obediencia a su nueva reina, la
reina “Nanciyaga”.
“Uspin”, se retiró por varios días a una “nuju cucu” (cueva del agua) en donde su
amante le aplicaba entre atenciones y cariños el tsoyu (remedio) hasta verlo
restablecido de sus heridas. Cualquier mortal hubiera muerto de tan letales heridas,
pero él era un nagual, y a los naguales sólo se les puede matar quemándolos y
esparciendo sus cenizas revueltas con sal, porque si no, se vuelven a juntar y el nagual
revive. “Uspin”, al lado de “Nanciyaga”, se consideró desde entonces, y hasta el resto
de su vida, como el más afortunado rey consorte del Cemanahuac (Universo).
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