paso a una forma más interactiva, creativa y colectiva del conocimiento, en la cual el docente se convierte en facilitador de un proceso de aprendizaje centrado en los estudiantes y en su capacidad de autoaprendizaje, de una manera adaptada a su ritmo y en colaboración con los demás estudiantes y por supuesto la guía de los facilitadores.
Por otro lado, esta nueva forma de clase virtual va a liberar de las limitaciones que presenta la enseñanza tradicional, gracias a un modo de funcionamiento asincrónico. Al perder la verticalidad del aprendizaje al cual estamos acostumbrados, y éste pasa a ser un proceso de colaboración y de coparticipación entre diferentes grupos, de forma interdisciplinar donde cada sujeto de aprendizaje aporta desde su experiencia y conocimiento una ampliación cognitiva del mundo.
Por lo tanto, el entorno de las clases virtuales está en un emprendimiento para la transformación del ambiente educativo actual, por lo que es importante considerar ciertas aportaciones novedosas, que al no cambiar una conciencia tradicionalista del pasado y de un paradigma que pudiésemos decir está siendo relegado (muriendo), han sido descalificadas en cierta manera, sin reflexionar sobre los cambios tecnológicos que hoy en día arropan al mundo entero.
Es desde esta consideración, que el gran desafío de las clases virtuales sería concebir una nueva pedagogía virtual que se apoye en los medios tecnológicos y los transcienda, sin adoptar por ello un punto de vista de tecnólogo o de experto en las tecnologías.
El reto parece menos contradictorio cuando se destacan los aspectos sociológicos que acompañan la revolución tecnológica en la educación, es en este caso donde observamos la manifestación de entes como la UNESCO, que brindan apoyo al avance educativo desde las herramientas tecnológicas, invitando al progreso que es innegable en la conciencia educativa, en la forma de enseñanza-aprendizaje, y la planificación desde la virtualidad, sobre todo desde el sistema universitario, para el cual brida una serie de aportaciones, en vista de las complicaciones que surgen para el aprendizaje en adultos.
En tal sentido, esta nueva concepción educativa tras varios años de progresos lentos y difíciles, ha entrado en una fase de empuje tecnológico que podría llegar a madurar en poco tiempo y permitir una nueva fase en la calidad de la enseñanza, adaptada al nuevo entorno de una forma efectiva, en el surgimiento de una intensa expansión tecnológica. Esto brindaría grandes posibilidades y comodidades en los ritmos de aprendizaje, en todo lugar y todas partes, estar conectados e incluso desde la comodidad de nuestros hogares.
17