MUJERES
El mundo clama en silencio por encontrar la solución a sus problemas sociales. Sin embargo, ¿ dónde están los padres dispuestos a emprender la carrera por la victoria en la vida de sus hijos? Jeffrey De León y Abel López nos dan una sabia respuesta con su maravilloso y oportuno libro Somos padres... ¿ y ahora quién podrá ayudarnos? En medio de tantas propuestas de la Psicología, los autores presentan siete principios clave que ayudarán a los padres que tienen hijos en las difíciles edades de la adolescencia y la juventud.
Respetar la personalidad de tus hijos y enseñarles a conocer a Dios, siendo a la vez transparentes, son algunos de los principios que brindan equilibrio en las relaciones entre padres e hijos. Sin embargo, por falta de conocimiento o inseguridad, no aplicamos muchos de estos conceptos, creando relaciones tensas y confusas. Somos padres... ¿ y ahora quién podrá ayudarnos? te animará a conocer a tu adolescente o joven, y a ser su mayor influencia durante esta etapa de su vida. Aquí tienes una descripción del primer principio que abordan los autores, a fin de que puedas empezar a darle un giro a la forma de ver a tu muchacho.
Respeta su personalidad y enséñales el carácter de Dios Como padres, no tenemos la responsabilidad de cambiar la personalidad de nuestros hijos, pues su creador fue Dios. Nuestro deber es instruirlos, amarlos, proveerles y cuidarlos de cualquier cosa que pueda causarles daño. Es preciso que respetemos su personalidad y les enseñemos el carácter de Dios en su vida. El problema es que muchas veces nos frustramos porque los hijos no son lo que los padres queremos que sean. Así que no es raro ver que, en muchas familias, los padres sean los que deseen vivir la adolescencia a través de la vida de sus hijos. La personalidad es lo que ves por fuera y el carácter es el fundamento interno que sostiene al ser humano. Tu hijo puede tener algunos de estos rasgos que definen su personalidad: aventurero, animado, analítico, juguetón, terco, sumiso, competitivo, chistoso, positivo, entre otros. Afirmamos su personalidad diciéndoles lo que apreciamos de ellos y por qué. Después de afirmar sus personalidades, el siguiente paso es enseñarles el carácter de Dios en su vida. Cuando hablamos de personas de buen carácter, nos referimos a personas con cualidades como la sinceridad, fidelidad e integridad. El mal carácter puede hablar de una persona mentirosa, tramposa, etc. En nuestra sociedad, muchas veces valoramos más el éxito que el carácter. El verdadero carácter es la expresión de Dios, pues Dios es amor, es justo, es recto, es fiel. Estas son algunas de las cualidades del carácter de Dios que debemos ayudar a desarrollar en nuestros hijos. Además, es bueno recordar que si deseamos que desarrollen estas características, también deben existir y ponerse en práctica en nuestra vida personal. Nuestros hijos no son perfectos, así que no les pedimos que sean perfectos, sino que sean lo que deben ser en Dios, ¡ y eso es más que suficiente para nosotros! Padre, « ama la personalidad de tus hijos y enséñales el carácter de Dios para su vida ».
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