JÓVENES
@CraigGroeschel
En un momento todo las «opiniones» tienen rienda suelta, cuidémonos de no
caer en esta trampa peligrosa.
P
or primera vez en la historia, la gente puede decir virtualmente cualquier cosa
que quiera a otra persona. Es inmediato, es permanente y es anónimo. Todos los
días, las personas publican tuits bajo un nombre simulado o una cuenta falsa, y
pueden hacerlo en todas las redes sociales. Hay responsabilidad cero. A alguna
gente no le importa decir la verdad. Hacer que otros se vean mal, dar golpes bajos
y crear polémicas es algo que atrae a estos críticos anónimos. Pero lo que puede parecer
como diversión inofensiva a la persona que hace la publicación puede ser devastador para
la otra.
¿Has leído alguna vez los comentarios en una noticia publicada en línea? Todo aquel que
siente odio y tiene una computadora o un teléfono tiene la libertad para demostrar en público
cuán absurdos son. ¡Y lo hacen! Es casi como si las publicaciones de comentarios existieran
para que las personas disfuncionales y desdichadas pudieran expresar sus opiniones sobre
cualquier cosa. Uno puede decir lo que quiera y nadie sabe ni tiene que saber quién eres.
Es probable que te sientas tentado a unirte al equipo de los que critican. Cuando arrestan
a otro jugador de fútbol, puedes dar tu opinión sobre el crimen. O cuando una famosa se
viste de forma provocativa para la última ceremonia de entrega de premios, puedes decirle
al mundo lo que piensas de su vestido. Si un pastor famoso incurre en una equivocación,
puedes decirles a todos los que conoces lo que piensas en ciento cuarenta caracteres o
menos. O puedes elegir callar.
QUE PUEDAS HACER ALGO NO QUIERE DECIR QUE DEBAS HACERLO.
Si lo que te propones comunicar es obsceno, no lo escribas. No mandes un tuit. No lo
publiques. Como seguidores de Jesús, deseamos que todo lo que decimos edifique a otros.
Antes de que des tu opinión en Twitter, de que compartas una publicación o publiques un
comentario, es sabio que te preguntes: «¿Estoy ayudando, o es solo habladuría?».
Aunque compartir tu opinión puede ser importante —e incluso provechoso—, mucho de lo
que sucede en línea es lisa y llanamente el chisme viejo y pasado de moda. Y debido a que
cualquiera puede decir cualquier cosa, es importante recordar que no todo lo que uno ve en
línea es verdad.
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