REVISTA CONSULTORIA #76 SUPLEMENTO PYMES | Page 28
Recursos Humanos
una en la que deberíamos hacer énfasis: el
crecimiento acelerado sin estar preparado.
Cuando eran pocos, la capacidad de Juan y
la claridad de sus ideas propiciaba una gran
coordinación en su equipo, pues su criterio y
la facilidad de comunicación aumentaban
la efectividad de la toma de decisiones y
de la ejecución de las actividades, lo cual
provocaba la satisfacción de los clientes. Al
ir creciendo se contrató más personal hasta
que Juan ya no pudo dirigirlos a todos, por lo
que incorporó más mandos.
Al aumentar el número de éstos, el contacto
directo con Juan cada vez fue más difícil y
menos frecuente, por lo que cada uno em-
pezó a ocupar su propio criterio y estilo de
conducción, que no necesariamente era el
adecuado y muchas veces resultaba imper-
tinente. Al incrementarse también el núme-
ro de pedidos, y por tanto, la cantidad de
trabajo en todas las áreas, el descontrol se
apoderó de la empresa y Juan se vio obliga-
do a “correr” de un lado a otro intentando
controlar los “incendios” que aparecían en
todo momento, sin conseguir solventarlos.
Las soluciones
¿Cómo resolver esta situación? Bueno, qui-
zá para Juan sería útil saber que los mandos
no formados profesionalmente, constituyen
por sí mismos la causa más importante de
los problemas de una organización. Dada la
capacidad de Juan, rápidamente deduciría
que la solución se encuentra en el desarrollo
de cada uno de sus jefes hasta convertirlos
en líderes capaces de gestionar efectiva-
mente a su personal, y con ello, alcanzar de
forma sustentable los resultados exitosos que
obtuvo inicialmente y que ahora le parecen
tan lejanos.
Algunas líneas generales de desarrollo po-
drían orientar a Juan para formar a sus líde-
res. Actualmente sabemos que son cuatro las
categorías clave de competencias de ges-
tión que cualquier mando debe desarrollar:
• Alineación.
Un jefe debe saber ha-
cia dónde va su organización y cómo
contribuyen tanto él como su equipo
para lograrlo.
• Influencia. El mando debe ser capaz
de provocar el movimiento de su perso-
nal hacia dónde se dirige la organiza-
ción, a partir del trabajo colaborativo.
• Resolución. Un líder debe ser capaz
de resolver problemas, tomar decisio-
nes y administrar micro proyectos de
mejora.
• Sustentabilidad. El mando debe
comportarse emocional y socialmente
de forma inteligente, y con ello ase-
gurar que el éxito no sea efímero, sino
permanente.
Afortunadamente estas claves son suscep-
tibles de ser desarrolladas, a través de pro-
gramas de formación ejecutiva de alto nivel,
ahora al alcance de cualquier empresa, sin
distinción de tamaño.
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