REVISTA CONSULTORIA #76 SUPLEMENTO PYMES | Page 17

Hay quienes han utilizado este calificativo como una paradoja, afirmando que de al- guna forma todos terminamos siendo tortu- rados por aquel miedo del cual intentamos huir, pero dentro del entorno empresarial y financiero nos referimos simplemente al ries- go o tendencia que tienen los negocios de desaparecer si solo se mueven por inercia, sin hacer lo mínimo necesario para adaptar- se a las circunstancias que los rodean, afe- rrándose a su zona de confort o a una idea paralizada en el conformismo. Se presume que los tiburones en su afán de lograr cierto descanso muscular, utilizan sus aletas pectorales como alerones, lo que les permite realizar un “planeo” lento y en es- piral, aunque en el trayecto hacia las pro- fundidades su cerebro siempre sigue activo, mientras que las empresas que nada más se dejan llevar por el momentum y le apuestan todo a un negocio -tal vez productivo pero efímero- prácticamente estarían firmando su sentencia de muerte o comprando un bole- to sin retorno hacia la desaparición. Son pocas las estadísticas con respecto a la mortandad de empresas, pero a mediados de febrero del 2016 el presidente del INEGI, Eduardo Sojo Garza-Aldape, señaló que la supervivencia de los negocios depende mu- cho del sector y del tamaño de los mismos: “las empresas micro tienen una esperanza de vida de 6.9 años, en tanto que el promedio es de 22 años para las de tamaño medio”. Los años de riesgo Dependiendo del país y de las muchas agencias clasificadoras, existen distintas de- finiciones de lo que son las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME). En México se catalogan particularmente en función del número de empleados, de los ingresos anuales por ventas y del sector económico al que pertenecen, pero para no entrar en controversias concentrémonos nada más en el primer indicador, pues a fin de cuentas fue uno de los principales objetivos de la po- lítica económica planteada por el gobierno saliente y centrada justo en la generación de empleos. Las secretarías de Economía (SE) y de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publica- ron desde finales de junio del 2009 una nueva clasificación, ubicando a las microempresas como aquellas que cuentan con uno a 10 empleados; las pequeñas tienen de 11 a 30 subordinados dentro del sector comercio, y de 11 a 50 para los sectores industrial y de servicios. Por su parte, los negocios media- nos cuentan con entre 31 y 100 (comercio), 51 a 100 (servicios) y 51 hasta 250 (industria), en tanto que las grandes empresas presu- men tener al menos 101 empleados (comer- cio y servicios) o de 251 y más en el sector industrial. Sojo Garza-Aldape aseguró también que, a diferencia de lo observado en la demogra- fía tradicional, la esperanza de vida en los negocios obedece a una fórmula radical- mente opuesta: mientras más edad se tiene, mayor es la posibilidad de seguir operando. A razón de esta postura y tomando en cuen- ta la llamada “tasa de mortalidad acu- mulada de las empresas”, 36 de cada 100 unidades económicas desaparecen en el primer año de operaciones; después de cin- co años esta cantidad sube a 70, quedando solamente el 30%: “La tasa de mortalidad se reduce entre los negocios restantes, lo cual significa que -para nuestra economía e in- dependientemente del tamaño y del sector- llegar a cinco años es un punto de inflexión para las empresas, mientras que solo 11 de cada 100 negocios en México podrían llegar a cumplir los 20 años de edad”, refirió el fun- cionario en aquella misma oportunidad. Con fecha de caducidad Según National Geographic, por cada per- sona muerta debido al ataque de un tibu- rón, el humano mata aproximadamente dos millones de estas especies, y eso sin contar lo que arroja la pesca comercial nada más pa- ra la preparación de la popular sopa china de aleta de tiburón, una cifra que supera los cien millones al año. La realidad es que todos estos animales mueren o son aniquilados, mientras que las empresas que nacen con fecha de cadu- cidad o por mera corazonada simplemen- te terminan “suicidándose”, refiriéndonos en especial a aquellas en las que el dueño y/o administrador carecen de habilidades, conocimientos o experiencia para poder llevarlas a buen puerto, y lo peor de todo, sintiéndose muchas veces autosuficientes, por lo cual es muy difícil que se animen a contratar a las personas adecuadas que les ayuden a operarlas. También es un hecho que la tasa de mor- talidad de la MiPyME sigue siendo extrema- damente alta, y aunque no existe un patrón definido para encontrar las causas de ello, tal vez las más comunes son: www.revistaconsultoria.com.mx 15