revista consulta a distancia - multimedia . may. 2014 | страница 5
por las que la consulta médica virtual podría ser mejor que la presencial
Una vez leído este artículo se intenta extrapolar
esta situación a mi realidad cotidiana:
1. La primera reflexión
personal me hace parecer mucho mayor. Aún
recuerdo los registros en
la historia clínica en papel
y la llegada del orddenador a las consultas con el
debate en aquel momento sobre las grandes
dificultades de comunicación que íbamos a tener
con los paciente al tener
la barrera del ordenador.
Ya hemos aprendido a
que la pantalla sea una
aliada y no una barrera y
a girarla para compartir
con el paciente los resultados de su analítica o la
imagen radiológica que
estamos viendo. Estamos
aprendidendo a escribir
en el teclado sin mirar las
teclas y mirando a los
ojos y poco a poco hasta
los más mayores se
defienden de forma muy
desenvuelta
con
las
últimas versiones de los
diferentes programas de
historia clínica electrónica.
2. En cuanto a los beneficios para el paciente que
está aislado o no puede
salir de su domicilio que
se encuentra a mucha
distancia del centro asistencial me parece una
ventaja
considerable
(mejor tener asistencia a
distancia que no tenerla),
pero está muy alejado de
mi realidad cotidiana en
la que hago unos 2 avisos
a
domicilio
al
día
(también me hace pensar
en las grandes diferencias entre sistemas sanitarios y me da un poco de
miedo el posible negro
futuro). Debe (o debería)
ser
una
satisfacción
acudir a la cabecera del
enfermo,
transmitirle
aliento en su domicilio y
disfrutar de la bienvenida
y la alegría con la que
nuestros pacientes abren
lo más íntimo de su domicilio (su habitación) para
nosotros.
3. ¿La sala de espera
virtual es mejor que la
real?, ¿para todos?. Sabemos que nuestras salas
de espera cumplen un
papel
importante:
se
disfruta del aire acondicionado en verano, de la
calefacción en invierno y
si, con suerte, llevan retraso, podemos disfrutar de
una agradable conversación comparando nuestros “males” y “dolores” (a
lo mejor) con las únicas
personas nos escuchan.
Este papel de acogida y
de terapia grupal espontánea y no controlada se
pierde con la visita virtual.
4. En cuanto al aumento
de
compromiso
del
paciente al compartir la
pantalla es algo que
vengo observando en el
mundo
real.
Cuando
logramos que la pantalla
real del ordenador se
convierta en una aliada
en vez de una barrara de
comunicación tenemos
mucho ganado.
5.
Los registros multimedia
en la historia clínica electrónica es algo que vengo
echando en falta desde
hace años. Tengo una
buena colección de fotos
(previo
consentimiento
informado por parte del
paciente, por supuesto)
sobre todo de derma;
algunas las comparto por
correo electrónico con el
dermatólogo y otras las
guardo para poder tener
una imagen al cabo del
tiempo con la que poder
comparar una lesión o
para alguna sesión clínica
en el centro de salud. Me
encantaría (en Madrid no
se puede) poderla incluir
en la historia clínica.
6. Percepción por parte
del paciente de una mejor
atención.