Recuerdo que escuchaba hablar al médico quien decía que era común que las personas ingresaran saturando 97 %, como fue mi caso , pero que al tercer día tenían los pulmones hechos trizas . Comentaba que cuando a un paciente lo entuban , no se sabía si iba a sobrevivir y mencionaban el caso de un joven de 28 años , que llegó saturando 97 y a los tres días falleció .
Somos una familia creyente en Dios y nos aferramos a nuestra fe . Sabía que mi familia me estaba esperando y por ella debía ganarle a esta enfermedad . Me comunicaba con ellos a través de videollamadas . No les conté como me sentía , porque no les quería preocupar , pero después supe que la pasaron muy mal . En el peor momento , llegué a pensar en transferir el fondo de mi cuenta bancaria a mi hija mayor por si fallecía .
LA MEJORÍA
Lo que conservaré para siempre conmigo son las emociones que me acompañaron en la clínica : tomar conciencia de padecer una enfermedad desconocida , la cercanía con la muerte y la revalorización de lo que es realmente importante para uno : la familia , la vida , ser feliz con las cosas simples y sencillas .
Y así llegó el final de los 14 días . Me dieron de alta y mi señora me fue a buscar . Cuando llegué a casa me sentí muy feliz y con hambre . Me esperaban con rica comida peruana y una torta que te decía “ te amamos ”.
Este virus fue una prueba que me llevó a hacer cambios en mi vida . Antes le dedicaba mucho tiempo al trabajo . Hoy me trato de tomar la mayoría de los descansos , estoy privilegiando tiempo para las cosas que me gustan , para mi esposa e hijas con quienes tengo una relación mucho más cercana ahora .
Me gustaría transmitir a mis compañeros que disfruten el día a día , a su familia y los encuentros con sus seres queridos . Ojalá que no lo aprendan de la misma manera que yo .
También quisiera destacar y agradecer a ENAP su preocupación por las personas y la oportunidad de entregar mi testimonio ”.
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