Revista Científica Quantos Octubre 2020 | Page 6

La pandemia del coronavirus, ha cambiado nuestro estilo de vida, de forma nunca imaginable, con consecuencias sociales y económicas catastróficas para gran parte de la humanidad, pero, a medida que las personas, empresas y Gobiernos están cambiado sus comportamientos y actividades para contener (o evitar) el virus, también se han producido efectos en el medio ambiente que están siendo muy beneficiosos.

La parálisis de las grandes Industrias, la casi nula actividad comercial y transporte, trajo como consecuencia una disminución en el nivel de emisiones de gases contaminantes, y le han permitido a la fauna y flora tomarse un respiro. De ahí que vemos un poco sorprendidos o admirados, diferentes especímenes cuyo hábitat se encuentra en la periferia de los grandes núcleos urbanos, donde muy seguramente reinaron en otras épocas, dando un paseo, buscando comida, o tal vez como un reflejo genético que les hace ir donde ya habían estado hace mucho tiempo como especie, por lugares céntricos y que ahora son de dominio humano.

Colombia, no ha sido ajena a este fenómeno, son varias las ciudades a las que diferentes especies han llegado en busca de comida o simplemente con el ánimo de merodear. En Bogotá fue avistado un zorro, mientras en Neiva fue grabada una zarigüeya que cargaba cuatro crías en su espalda. En Italia se han observado desde ciervos, hasta jabalíes, pasando por delfines y peces. Todos haciendo presencia aprovechando la ausencia de los humanos, mientras en España fue avistado un oso pardo en la localidad de Cangas del Narcea, en la provincia de Asturias.

Pero estas buenas noticias son un alivio momentáneo y no resuelve la crisis climática actual, porque en el momento que las actividades se retomen normalmente volveremos a nuestros antiguo nivel de contaminación, sino se toman medidas estaremos aumentando los niveles de contaminación exponencialmente; ya se escuchan voces de alarmas al respecto en cuanto a lo que tiene que ver con el volumen de mascarillas de un solo uso que se desechan a diario, y empiezan invadir los vertederos y océanos del mundo, generando nuevamente un desequilibrio en el ecosistema.

Esta pandemia, nos tiene que enseñar algo, no podemos volver a la rutina, y a lo que considerábamos “normalidad”, es un momento para cuestionarnos sobre lo que estamos haciendo y como cambiarlo, es claro que cuando se presentan desequilibrios en el medio ambiente, este tiene su forma de hacérnoslos saber.

La reflexión ambiental entonces es ser más amigable con el medio ambiente, no esperar que los dirigentes, los gobiernos, o las grandes empresas tomen la iniciativa de esta cruzada, desde casa podemos aportar un granito de arena, reciclando, descartando los utensilios de un solo uso, utilizando tapabocas reutilizables, adoptando un árbol, o una planta que nos garantice un poco de más de vida útil al planeta tierra; nuestro hogar. Es tiempo para que reflexionemos sobre lo que está pasando actualmente, no solo la epidemia sino también, otros eventos que por la globalización de la pandemia pareciera que han quedado en segundo lugar tales como la crisis alimentaria, generada por los cambios de usos de la tierra, los choques por conflictos ambientales, incendios y deforestación que no se han detenido a pesar la crisis. y que siguen afectando gravemente la salud del planeta.

Bibliografía:

www.sosteniblidad.semana.com

www.reconcolombia.org

www.bbc.com/noticias -522167

Mario Parra

CORONAVIRUS Y EL MEDIO AMBIENTE: LA OTRA CARA DE LA PANDEMIA

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