Revista Chpp N7 2019 CHPP N7 | Page 6

Revista Cultura&Poesía . “La noamérica, un cuerpo en constante reacomodación dentro del sistema hegemónico” por Claudia Vila, poeta, profesora de lenguaje de la PUCV y crí co literario Abril 2019 “ Si es que hablamos del margen, debemos reconocer la existencia de un centro hegemónico que es un organismo controlador de las funciones que acaban siendo periféricas, porque no se encuentran dentro del eje norma vo. Por ello, hablar de márgenes depende del punto en que uno se sitúe y siempre involucra un desplazamiento del nivel de realidad al que se quiera acceder. En este sen do, La noamérica es representa va del margen en función de los países poderosos y víc ma de sus propios gobernantes, lo cual trae consigo caracterís cas inherentes a la condición del sujeto inserto en este espacio, como: melancolía, enfermedad, pobreza, abandono, frustración, alcoholismo, entre otros aspectos nega vos, que se complejizan porque finalmente significan mucho más que eso. En cierta forma, percibimos que La noamérica es un cuerpo territorial, sexual, anárquico, en constante transformación y acomodo dentro de un sistema polí co-económico y social que no es del todo amigable. Ello es retratado en las narra vas sociales de los años 90 y 2000 que intentan exponer estas problemá cas u lizando diversos recursos ficcionales y apropiándose de la voz de los marginados, quienes habitan espacios culturales que, de cierto modo, retratan el carácter del ser La noamericano, estos no están exentos de peligros, pero dentro de todo nos conllevan a plantearnos diversas interrogantes fundamentales para entender estos contextos. Uno de los escritores que plantea esta problemá ca es Fernando Vallejo, quien ha escrito varias obras significa vas del ser marginal que cons tuyen un ejemplo de La noamérica como cuerpo enfermo y lacerado por diferentes huellas di ciles de borrar. Algunas de las obras que lo retratan son El desbarrancadero y La virgen de los sicarios, entre otras y son emblemá cas porque en ellas se representan problemá cas de Colombia como el narcotráfico, los sicarios, la corrupción, el sida, etc. Asimismo, estas se retratan en toda La noamérica que no está exenta de conflictos similares como: la cesan a, marginación, pobreza, analfabe smo, etc. Ya lo señala Vallejo en su documental, al referirse al colombiano es gma zado en un aeropuerto internacional: “no los quieren porque se le asocia con la coca, los secuestros, la muerte y las desapariciones, entre otros”. “Dios no existe y si existe es un cerdo y Colombia un matadero” (Vallejo 3). Ello se refleja en el resto de La noamérica que siempre está marcada por el peso de todas las llagas que la iden fican como tal, en desmedro de sus cualidades que le ayudan a reformular su iden dad iden ficada con todos los males mencionados. Este cuerpo debilitado está hambriento de placer y posee una sexualidad bullente que es pica del carácter del La noamericano. No obstante, no debemos olvidar que la noción de la función de cuerpo en Revista Cultura&Poesía Chile y el resto de La noamérica a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX era evidentemente reproduc va por ello la mujer sólo era un instrumento fecundador lo que significaba una vida miserable e indigna debido al alto número de hijos que no podían mantener: Asinada en cada una de aquellas cuevas vivía una familia entera, por lo jeneral bastante numerosa, los vicios del padre cons tuyeron la primera escuela de los hijos, quienes amamantándose desde que nacen de la corrupción i el escándalo, llega a ser su alimento, su modo de ser ordinario. Allí no existen, no pueden exis r ni el pudor ni la decencia (Salazar 76). Ello implica que la noción de cuerpo como vía de placer inagotable es un concepto acuñado en la sociedad actual y por ello, las variantes de este placer carnal han sido expuestas abiertamente hace unos pocos años; si bien hace mucho empo los prac ca la humanidad. Esto trae consigo consecuencias evidentes como la relación entre cuerpo como fuente de placer con el “cas go divino” asociado a la enfermedad del Sida; tal como se le denominó por diferentes autoridades eclesiás cas sobre todo por las costumbres liberales relacionadas con la homosexualidad, lesbianismo, entre otros, lo cual se percibe desde una mirada hegemónica que no acepta estas prác cas: El SIDA con núa suscitando una serie de asociaciones, que incluyen tanto determinadas preferencias y prác cas sexuales como un cierto es lo de vida, vinculado al descuido y la irresponsabilidad, así como, eventualmente, a la autorresponsabilidad. En consecuencia, Abril 2019 esta patología aún permanece relacionada a ciertos tabúes sociales así como al cues onamiento de determinadas normas que rigen la convivencia entre los seres humanos (Ko ow 248). Sin embargo, desde otro punto de vista el sexo para el cuerpo posee una función liberadora porque le permite completarse con la pareja y alcanzar su máxima expresión. Un ejemplo de estas dos formas de plantear el cuerpo, se aprecia en las dos obras mencionadas, en El desbarrancadero: “Esa marihuana es bendita, ¿o no, Darío ¿¡Claro que lo era, por ella estaba vivo! El sida le quitaba el ape to, pero la marihuana se lo volvía a dar” (Vallejo 7) Volví cuando me avisaron que Darío, mi hermano, el primero de la infinidad que tuve, se estaba muriendo, no se sabía de qué. De esa enfermedad, hombre, de maricas que es la moda, del modelito que hoy se es la y que los pone a andar por las calles como cadáveres, como fantasmas translúcidos impulsados por la luz que mueve a las mariposas (Vallejo 3). El autor expone (en forma autobiográfica) la forma terrible del Sida que atrapa los cuerpos, los succiona y ya no queda ningún rasgo de la dignidad de la persona, sino que más bien se va consumiendo de a poco hasta caer y de esta manera se puede retratar el cuerpo de La noamérica que ha sido víc ma de esta enfermedad; lo que implica perder parte de su iden dad para conver rse en un cadáver que es uno de los estereo pos conservado en estos días. Además, este organismo es un cuerpo doliente que ha sido torturado, masacrado y amenazado en sus propias raíces debido a todas las dictaduras y crisis socio-polí cas vividas en sus territorios. De acuerdo a ello, Vallejo expone de Colombia lo mismo que se refleja en La noamérica: “La patria que nos cupo en suerte, que les cupo en suerte es un país en