Carelmapu
La iglesia en la mejor planicie del pueblo
Grande y añosa como ruinosa maravilla
Ve el festejar del viento sur sobre la playa.
Reza el misterio doloroso de la lluvia
Bajo la mirada móvil del invierno.
No se puede entrar, desde afuera atisbo
A la Virgen vestida dignamente en la penumbra bondadosa.
En el verano los peregrinos cargan la soledad del aguacero
Agradecen los favores recibidos
Con la letra tosca y pura de la infancia,
La algarabía de los vendedores ambulantes
No enturbia el fervor de la tierra verde
El canto religioso llena la amplitud inmediata del océano
Los botes cabecean como monjes
De un viejo monasterio.
La Virgen de la Candelaria sonríe como reina.
Poesía
Fotografía: Samadhi
Antonieta Rodríguez Paris