Estamos hechos pedacitos
retazos, saldos, escombros,
desparramados y envueltos
en la piel del monstruo de Frankenstein
alguien tenía que decirlo para entretener a los vecinos
mientras gimen las polillas bulímicas de nuestro ropero
y nos rascamos la sarna del perro de Pavlov
entre tanta guirnalda y antología no alcanza
tampoco la cocaína de Freud
ni las previsiones del I-Ching
en cambio abundan los autorretratos
y las mil grullas
super oferta de turistas sin ley
escalando montañas de ego.
Entonces ahora
aquí es el lugar
necesidad de estirar los brazos
juntar nuestros pedacitos, acurrucarnos,
suturarnos y ovillarnos
aprender a amarnos
y orinar en el lago de Narciso
bajo la noche estrellada,
porque nunca, nunca habrá mayor placer
que vivir y morir de pie y abrazados.
Iván Quinteros
Cuerpo a cuerpo
Poesía Porteña