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El 19 de Septiembre de 2017, un terremoto con magnitud de 7.1, sacudió la Ciudad de México, este predio, debido a su deterioro, empeoró sus condiciones hasta encontrarse en peligro de colapso. Por dicha razón, algunas familias tuvieron que acampar en la acera frente del predio en calidad de damnificados. Durante este tiempo, enfrentaron una vida aún más compleja, ya que la discriminación por parte de los vecinos, fue el factor principal que conllevaría una vida aún más difícil.
Un año después, las cosas empeoraron, sufrieron un desalojo violento por parte de granaderos, en donde se destruyeron sus pertenencias, golpearon a la población, incluyendo niñas, niños, jóvenes y adultos mayores. Debido a ello, las familias ya no tienen acceso al predio y se encuentran en condiciones de situación de calle, acampando frente al predio.
Actualmente la comunidad se encuentra en situación de incertidumbre, esperando que su situación sea resuelta de manera inmediata ya que las condiciones en las que viven afectan principalmente a niñas y niños.