REVISTA CCG MARZO 2022 | Page 37

ARTÍCULO TÉCNICO sigue vigente ( NTCS-17 2017 ). La primera prueba fuerte en México para esta filosofía de diseño sismorresistente ocurrió durante el sismo del 19 de septiembre de 1985 ( Ms = 8.1 ), cuando el 18 % del inventario inicial de estructuras censadas por el equipo de reconocimiento del Instituto de Ingeniería de la UNAM ( 11 UNAM , 1985 ), y que se identificaron con daño estructural severo o colapso , fueron diseñadas conforme al reglamento de 1976 .
Ciertamente , en ese entonces las ordenadas espectrales registradas en la zona de terreno blando de la Ciudad de México rebasaron por mucho el espectro de diseño elástico de las NTCS-76 y , para el caso particular del sitio SCr , esto sucedió en un intervalo de periodos muy amplio ( O < T < 3.2 s ), como se indica en la zona rellena con líneas rojas en la figura 1 . De hecho , la ordenada espectral máxima ( S , = 1 9 para T = 2 s ) fue aproximadamente cuatro veces mayor a la ordenada máxima que definía la meseta del espectro de diseño para suelos blandos del RCDF-76 ( e = 0.24 g ). En ese entonces , este fue un argumento de justificación válido para explicar la severidad del daño observado en la Ciudad de México para las estructuras diseñadas conforme a las NTCS-76 : las demandas de aceleración máximas inducidas por el sismo superaron por mucho las consideradas en el diseño de las estructuras .
Han pasado los años y han ocurrido varios sismos de magnitud importante en el mundo , las cuales han ocasionado grandes daños y pérdidas económicas . De las experiencias derivadas de estos sismos , deberíamos haber aprendido que no es tan buena idea diseñar estructuras en zonas fuertemente sísmicas para el escenario del " sismo de diseño ", tolerando un daño muy severo correspondiente al estado de prevención de colapso . El hecho es que , de manera desafortunada , éste sigue prevaleciendo como objetivo principal de la enorme mayoría de los reglamentos de diseño sísmico del mundo , entre ellos el de México . De hecho , cada vez se tolera más daño en los reglamentos de diseño sismorresistente , pues se han aumentado de manera significativa las distorsiones últimas de diseño para los distintos sistemas estructurales ( NTCS-17 2017 ).
Por otra parte , las filosofías alternas de diseño que inicialmente se habían formulado para llegar a diseños controlando el daño para distintos objetivos , como la filosofía de diseño por desempeño ( Bertero , 2002 ), de forma paulatina , han terminado también como otro procedimiento para diseñar estructuras para el estado de prevención de colapso , exclusivamente .
Tal vez , una de las razones de este proceder en muchos investigadores y diseñadores seguidores del diseño por desempeño se deba a que , en realidad , la mayoría de los interesados no relacionan de manera adecuada la severidad del daño físico de los elementos estructurales principales cuando se llevan al límite las distorsiones últimas de diseño o la inelasticidad del sistema , dado que las propuestas originales proporcionan curvas esquemáticas globales , donde se exagera la capacidad de deformación inelástica global de todo un sistema , sin ninguna relación directa con el daño físico ( FEMA-274 1997 , figura 2a ). También se emplean esquemas ilustrativos que hacen creer , erróneamente , al usuario común que a ) sistemas estructurales muy rígidos , como los muros de concreto y de mampostería , tienen una enorme capacidad de deformación última ( figura 2b ); b ) que cambia muy poco la severidad del daño si uno diseña para prevención de colapso que si lo hace para un objetivo de daño intermedio ( figura 2b ).
Sería más instructivo , seguramente , que se rescataran fotos de ensayos experimentales , y con ellas se ilustrara la severidad del daño observado en esas pruebas a distintos niveles de distorsión ( figura 3 ), y ofrecer
Figura 1 . Características de los estimados de costos .