Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 62

El miedo me traspasaba con deleite No sé si será la sangre galopándome en la espalda cuando venía el gato negro a pronunciar todos mis nombres o el latido de la muerte que no encuentra una salida y se despeña frente a mí. cuando asechaba tras de mí para arrancarme. Cómo quisiera distinguir pero son tantas las pastillas en mi cuerpo que no sé. Cómo volver si ya los pájaros limpiaron el sendero y las luciérnagas borraron su reflejo en el paisaje. Si no ocurriese que la duda me persigue ya ni siquiera intentaría recordar pero la niña sin escrúpulos que fui deja sus huellas en el fango escupe llora se revuelca mientras aquella la de los abuelos viene a buscarme entre las sombras todavía. (De Detrás de la brisa, 2013) Si el bisabuelo aún viviera, escondería en su cajón la última pizca de morfina —en confidencia de celoso boticario— «para la nena», pensaría en su sordera taciturna y las estrellas sobre el domo escaparían al mirar mi levedad. Mas quién me iba a comprender ese dolor si en la niñez la vida es algo irrefutable. La bisabuela en su ataúd bajo la cama vino a tocar oscuridades compartidas. Ahora no sé si fue buena idea comprometerme. El espanto sacude palabras. Si las dejo de lado me olvidan. Semejante orfandad no otra vez. (De Detrás de la brisa, 2013) 60