Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 86

Pau o o G n ómez Pe d l ro M A ul l e d jo Carto gr a fí a de los e s pe j os Anseo Cuando el Maestro pasaba lista En la escuela primaria de Collegelands, Se suponía que debías de contestar Anseo Y levantar tu mano Cuando acontecía tu nombre. Anseo, que significa aquí, aquí y ahora, Todo presente y correcto, Fue la primera palabra de irlandés que conocí. El último nombre de la lista Pertenecía a Joseph Mary Plunkett Ward Y era precedida, aunque no siempre, Por el silencio, miradas familiares, Un asentir y un guiño. La broma del Maestro “Y dónde está nuestro pequeño Ward-of-court” Recuerdo la primera vez que regresó El Maestro lo había enviado Hacia los setos Para encontrar para sí y cortar Una vara con la cual sería golpeado. Después de un rato, nadie decía nada; Él habría de regresar como de rutina Con una vara de olivo o sauce, O, finalmente, con una de almendro Que había tallado hasta volverla un látigo, Con sus patrones de laca roja y amarilla Finas y alisadas, Y todo tan delicadamente forjado Que él bien podría haberle puesto sus iniciales. “Yusef Vi por última vez a Joseph Mary Plunkett Ward En un pub pasando la frontera irlandesa. Él vivía a la intemperie, En un campamento secreto Sobre el lado opuesto de la montaña. Estaba peleando por Irlanda, Haciendo que las cosas ocurrieran. Y me contó, Joe Ward, Cómo había ascendido en rango A Contramaestre, a Comandante: Cómo cada mañana durante el desfile Sus voluntarios le contestaban Anseo Y levantaban sus manos Cuando acontecían sus nombres. Versiones de Gustavo Osorio de Ita Komunyakaa” no es un autor conven- cional. Su nombre reúne dos mundos que no terminan de encajar, como una herida abierta en la mitad de las páginas y de la historia. Pocos como él podrían responder con Derek Walcott esta aguda y terrible sentencia, resultado de muchos encuentros y muchas guerras, muchos exilios: “O soy nadie, o una nación entera”. Un apellido de resonancias orientales y un nombre árabe. Un hijo de inmigrantes caribeños en el Sur de los Estados Unidos. Todo esto es Yusef Komunyakaa, pero ante todo es un poeta. Uno de los más luminosos de los Estados Unidos. Neón vernacular, una selección de sus mejores poemas, obtuvo el premio Pullitzer en 1994. Komunyakaa es profesor de la Universidad de Nueva York y autor de Dien Cai Dau, un libro de poemas sobre sus experiencias como reportero y soldado en Vietnam. Parece que lo sabemos todo sobre la Guerra de Vietnam. Hemos visto decenas de películas. Todos nos hemos impresionado con la foto de la niña desnuda que escapa de los bombardeos. O la del monje inmolado con un bidón de gasolina. Los helicópteros y las canciones de esos años, los incendios del napalm, están grabadas en la memoria de todos. Y sin embargo, cuando pensamos que todo ha sido dicho sobre esta guerra, el más grande desastre psicológico en la historia de los Estados Unidos, alguien escribe un libro de poemas y vuelve a conmovernos con estas realidades, como si lo estuviéramos viendo por primera vez. A diferencia de otros poetas de la guerra, el entusiasmo ingenuo de Apollinaire o el delirio de Trakl, dos maneras de escapar a la realidad, este poeta confronta la guerra con los ojos abiertos. Y así es como mira atentamente lo que ocurre: el soldado que r e v i s t a r e v i s t a  