Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 82

Caroly h é ó m e z Pe d ro n A l Forc e jo G Carto gr a fí a de los e s pe j os Sobre el regreso a detroit Sobre la nieve rojiza, el rubio humo del tren, el amanecer llega a Detroit pero al igual que en Bratislava la parte inferior del tren está congelada, los pasajeros dormidos unos sobre otro y aquellos que no pueden andar por los pasillos se asen de los asientos para sostenerse y en medio de los vagones su cabello es plateado por el fino hielo que cubre todo; un hombre golpeando su mano con el periódico matutino, una mujer que ha frotado tanto sus brillantes ojos grises durante el dolor que podrías ver en ellos todo lo que ella ha visto el siglo, del cual se han ido veinte años, muchas guerras, un fuego de papas negras y quizás un momento cuando al otro lado de la mesa era amada y siendo una mujer mucho más joven humedeció la yema de su dedo e hizo sonar campanas en copas de vino vacías, imposible no imaginarla haciendo aquello, dibujando la sombra y luego en la luz ocre, el primer botón de la camisa de él, el descanso las plantas bordeando la amplitud del río negro, los rieles son carretes de luz desintegrándose la iglesia griega con bóvedas, las copas de esperanza de la ciudad una junta a la otra; el hombre que transporta sus ropas en fundas de almohada, la mujer cuyo viejo amor camina dentro de sus ojos cada mañana con un palo bajo los toldos sobre los puestos de fruta. Versiones de Andrea Rivas De Paul Muldoon, poeta nacido en Irlanda, editor de poesía en The new yorker, ganador del premio Pullitzer en 2003 y profesor de la Universidad de Prince- ton, se han dicho muchas cosas y no siempre las mismas. Su escritura, irónica y dinámica, concreta pero sorpresiva, parece ofrecernos una experiencia que va mucho más allá de los comentarios, como ha de ser la realidad para alguien que llega desde otro planeta. Él mismo, sin tomarse demasiado en serio pero al acecho, nos recuerda la imagen de un viejo mago que sabe el reverso de las cosas. Y así es que dispara sus comentarios como flechas de ternura y mordacidad. No quiere que las palabras ni las fotos lo definan, esto sería la muerte del poeta. ¿De dónde le viene a Muldoon esta ca- pacidad de mirar y de jugar? ¿De dónde esta facilidad para escaparse del poema? Presiento que para este poeta irlandés, como lo fue para pintores como Mark Chagall, la libertad con la escribe es otra forma de vol- ver hacia el comienzo. Quiere volver a mirar el mundo desde una perdida inocencia. En esta poesía los árboles se abrazan al interior de nosotros. Se nos cuenta del niño que iba a pescar con su padre, y que ahora, cuando su padre ha muerto, lo imagina durmiendo en las profundidades, junto a los peces que devolvían: “Nadie podría preguntarse/ si tenía tesoros o si era un rey, Hablando ahora de los peces reales más abajo.” Tenemos la sospecha de un juego que confunde las distancias. Nunca sabremos a ciencia exacta dónde comienza el relato y termina la confesión. Toda esta poesía puede tener la marca de County Armagh, esa pequeña patria de la infancia irlandesa. Pero a pesar de que su r e v i s t a r e v i s t a  