Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 56

L n d G o ó Afa Pe ui d s ro Fe A r l na e jo m e z na d o r los libros y por los autores, por la literatura, que lo convierten en un poeta culto más no erudito. Las referencias culturales fluyen en su escritura como si fueran hechos vividos. Y tal vez ahí, en esa equiparación entre lo vivido y lo leído reside el secreto de su poesía, que como toda creación auténtica escapa a los rótulos y a los encasillamientos. “Que la emoción arda en el discurso, / y la llama remede el deseo de un cuerpo”, nos reitera un poema suyo que justamente se llama ´El poema es un acto del cuerpo´. Su segundo libro de poesía Viaje a Bizancio, donde ya está su voz, es un homenaje al famoso poema de Yeats, Navegando a Bizancio, que habla de la búsqueda de la eterna juventud. “Ese no es país para los viejos”, dice uno de los versos de Yeats. En su homenaje, Villena exalta el deseo y el cuerpo. Sus perso- najes poéticos, sus trasuntos, como un clérigo vagante, mientras va a la caza de pla- ceres prohibidos, masca viejos versos latinos: “He leído a Ovidio, latines y bestiarios. / Be- bido tal vez todos los vinos de la tierra. / For- nicado y amado en tabernas y burdeles / con mujeres sin historia y damas de leyenda”. En Hymnica, el siguiente libro de poesía, vemos más claramente expuesta su visión pagana, sin conciencia de la noción de pecado y su pasión por los jóvenes: “Salta al aire, y arde al sol un brillo encendido. de agua sobre una piel de oro”. Así mismo, expone su concepto de Belleza en el texto titulado ´De un tratado helenístico de estética: “La Belleza te hiere y La poesía no tan escandalosa de Luis Antonio de e villena Carto gr a fí a de los s pe j os te enciende. Te roza, quizá, más te desprecia. Porque su mundo es efímero y transitorio, y quien lo tuvo lo conoció apenas. La Belleza es indiferente y magnífica. Desconoce la caridad y la compasión. Es un fulgor que a veces te roza, y te deja en seguida. Sus dioses mueren pronto. Pero ella está arriba, indiferente a todo, escultural, cálida, perfecta… “. Poemas escritos en los años setenta que todavía siguen y seguirán vigentes. Porque su recreación del mundo antiguo no se parece al neoclasicismo poético al uso, no es retórica, ni nostálgica. No está labrada con estuco. Villena no anhela un pasado, lo hace vivir en el presente. Por eso, no vemos estatuas sino cuerpos, cuerpos verdaderos, ciertos. Cuerpos griegos o latinos que han vuel- to para bailar en una discoteca del siglo XX: “Entonces allí, entre el fragor, la oscuridad, / los cuerpos que giraban, y las oblicuas luces / del ámbito de noche, vi aparecer aquellos / hermosos rizos negros de intonsa testa griega”. La vida es lo luminoso y también lo sombrío. En su libro Huir del invierno, encontramos otra atmósfera: “te abrochas el gabán azul, y escéptico sonríes / dejando una propina… Ahí está la noche limpia, / seca, estrellada, pura. La puerta se abre muy solemne: / ¡Hasta mañana, señor! La soledad está servida”. La vida se le ha vuelto a Villena La muerte únicamente, según reza el cernudiano título de su siguiente libro. En el poema ´El honor de los vencidos´, explicitará el cambio que ha ocurrido en su poesía: “Fue muy alta la apuesta, era muy alto el deseo”, pero finalmente afloró la verdad: “Que es falso el vencedor, y que vence el vencido, / y que sólo la Muerte, la gran acogedora, conforta al / derrotado”. Que el poeta sea fiel a sus convicciones no implica que no cambie. Y más aún, como es el caso de Villena, donde la obra está íntimamente ligada a la biografía. La vida cambia y cambian los temas, cambian los registros. Nadie es inmune al ultraje de los años. Seguirá la celebración del libertino, del dandi, de la noche, de los raros, de los perdidos, de los marginales, de los gatos príncipes. Su poesía pasará de un yo lírico a un yo confesional que habla de la infancia, de la única amiga del colegio, del abuelo, del padre y de la madre. La rueda de la fortuna gira, sube y baja, trae alegrías y desgracias, placer y sufrimiento, amores y desamores, pero la clave es mantenerse siempre en el eje. Así es la poesía Villena: sin patetismos ni excesos, elegante, serena ante la vida y la muerte: “Un pajarito muerto es la imagen fatal, inmisericorde / de la vida. El dolor, la injusticia, el sinsentido. / Un pajarito muerto es la imagen feliz, efervescente / de la vida. El canto, el gozo inmotivado, la alegría”. En su último libro, Proyecto para ex- cavar una Villa romana en el páramo, en un tono elegiaco, repasa su vida. Y, al igual que en una villa romana, encuentra todavía esplendores ocultos y, cómo no, cierta sa- biduría y estoicismo. Ya no es el poeta que escribió ´La vida escandalosa de Luis Anto- nio de Villena´, quien afirmaba: “toda vida que se vive plena es vida para escándalo”. Ahora es el poeta que piensa en su epitafio, en la síntesis de una larga vida que buscó la poesía como una salvación y que en todo caso huyó de la ruindad y la ordinariez: Amigo que pasas, detente un instante. Yacen aquí las cenizas de alguien que no pidió venir (al que nada le hubiese importado no venir) y que, sin dolor, nunca temió irse. Como tú, pensaba que este mundo es oscuro y sucio, y crueles y necios la mayoría de los hombres, avaros y egoístas. Hay momentos de lujo: la belleza y el arte. Los chicos y los libros. Él no buscó más. Y agradece a los dioses que le impidieran llegar a la vejez, tediosa y terrible. Atrapa el presente, amigo. Goza y no tengas miedo. El mundo no tiene arreglo y los hombres tampoco. Suciedad y traición colman la vida. Coge los momentos fugaces de luz y calienta con ellos la tumba. Aquí sólo hay silencio y olvido. Claro que hubiera dado igual no venir. Pero ya que llegaste (sin pedirlo) pásalo lo mejor que puedas… Te lo dice quien, sin dolor, no temió partir. Y lo hizo de golpe preciso. Tranquilo, el Averno es benigno. Y en verdad nada es peor (salva los dorados momentos de oro) que la vida misma. La inclemente y dulce vida. Entrar, salir… No temas. Nada hay, sólo el presente existe. Sé feliz, caminante. Me llamo Nadie. Como tú, como aquel, como todos… Nadie descansando en Nada. r e v i s t a r e v i s t a  