Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 48

H M A uj ca i r G i n ó o m s e z E d ugo ua r do Pe d ro l C e i h jo ma s s Carto gr a fí a de los Poe e Poe s pe ma j os El día que perdimos a plutón el tiempo. Por suerte las mañanas insisten en el gozo de mostrarte: te bañas, te secas el pelo, eliges la ropa que usarás durante el día y te miro con el rabillo del ojo (que cede cada vez más a la presbicia). Y el tiempo pasa sin hacernos más sabios. Pronto cumpliremos la edad de nuestros padres. Pronto nos convertiremos en nuestros propios hijos. Sin ninguna piedad Aquí estoy, viejo Darío, sentado en la cama en la que te moriste, sorbiéndome las lágrimas que ninguna alergia puede disimular. Por años esperé este momento, ensayé tantas veces mi discurso y ahora, frente a ti, renuncio a las palabras: lo siento. No tengo nada que decirte. Afuera los niños (alguno se llamará Rubén) corren detrás de una pelota, las niñas (alguna se llamará Eulalia) contemplan sin rubor el juego de los niños. Y el sol calienta las calles, sin ninguna piedad. En León a nadie le importa la piedad. O simplemente están acostumbrados: ¿a quién le interesa tu máscara mortuoria, tu uniforme de gala, el cuaderno ológrafo de Margarita, está linda la mar? Ya es hora de irse. Por última vez admiro tu retrato, saco apresuradamente algunas fotos, me despido de tus miedos y fantasmas. Afuera los niños corren detrás de una pelota, las niñas cruzan con descaro sus piernas. Y el sol calienta las calles, sin ninguna piedad. Dibujo de Eduardo Chirinos Le seguía en orden a Saturno (el que devoraba a sus hijos) y a Urano (la bóveda del cielo) Después de él no había nadie: la canción se terminaba y otra vez comenzaba el silencio. Era divertido memorizar planetas. Entonces eran nueve (ni más ni menos que las musas) y con un modesto telescopio se podían ver algunas noches. Pero Plutón era imposible. Su reino era el Hades. Allí vivía, refunfuñando en un planeta que nadie se atrevía a visitar. De niño lo imaginaba gigante y barbudo, el más celoso e implacable guardián de los infiernos. Por algo decían que no era buen tipo. Su luna era Caronte y además le había hecho esa maldad a Proserpina. ¿Qué era eso de raptarla y dejarnos en la blanca miseria del invierno? Los astrónomos son gente vengativa. Su reino duró apenas unos años, casi los mismos que vivió mi padre. El día que perdimos a Plutón las tiendas abrieron como siempre. Hacía un poco de frío. r e v i s t a r e v i s t a  