Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 24

Fer nan Garc la Ba Ba n n da da Pe ro d A d o l o e Garc jo G ía ó ía m d e d z e e la Fe r d nan Carto gr a fí a de los e s pe j os No soportaba la idea de vol- ver a mudarse de casa, aunque fuera por última vez. El perro se le había adelan- tado, sobresal- tado por el castigo de su propio oído. Ni siquiera en el interior de la piedra había ya silencio, podía oír la lenta erosión. No sabía qué dirección había de tomar. Los rastros eran tan numerosos que ya no era capaz de descifrarlos. En otro tiempo había creído que el mundo podía escribirse con palabras, desde el principio. Al pronunciar las palabras estas se convertirían en cosas, obedeciendo a su nombre. Esto convertía a toda lengua en sacra. Ahora ya no sabía si era cierto. Las cosas que lo rodeaban se habían encerrado cada vez más en sí mismas, como si supieran que iban a volver a perder sus nombres. Se preguntó cómo sería si ya nada se llamara de ninguna forma, si todas las cosas no fueran más que ellas mismas. Tomó su maleta y se demoró aún un rato ante la ventana de su casa vacía. Afuera había parado el viento. Ya nada volaba. Pensó en la primera palabra, y luego en la última, y se imaginó que una voz pronunciaría un día en algún lugar esa última palabra, igual que la misma voz u otra exclamó en otro tiempo la primera. Las cosas, desprovistas de su nombre y abolidas, las palabras borradas, hasta que tampoco la primera hubiera sido pronunciada. Solo después volvería a hacerse el silencio. Solo después volvió a hacerse el silencio. Ich wollte zeigen, daß die Worte sich selbst oft besser verstehen, als diejenigen von denen sie gebraucht werden. Friedich Schlegel He querido mostrar que las palabras se comprenden a menudo mejor a sí mismas que aquellos que las emplean. RAFAEL CADENAS Y LA CONSAGRACIÓN DEL MISTERIO Por Carlos Fajardo Fajardo E n un sugerente verso, Rafael Cadenas confiesa que escribe “como quien se inclina sobre el cuerpo que ama”, y en otro nos revela una de las múltiples coordenadas de su luminosa escritura, cuando leemos: “que cada palabra lleve lo que dice/ que sea como el temblor que la sostiene/ que se mantenga como un latido”. Con una “palabra sin atavíos”, con una palabra que se construye como enigma, de forma esencial, sintética, la poesía de Rafael Cadenas levanta para el lector la conciencia del misterio, despojándose de toda retórica innecesaria, pues más que inventariar las múltiples presencias, las invoca, las insinúa e invita a que, tras unas cuantas ocultas pistas, encontremos la metáfora sugerida, continuemos el poema. Y es desde el misterio que nos habla este poeta. De allí la plenitud de su aparente hermetismo luminoso, el cual nos da noticias de una intimidad r e v i s t a r e v i s t a  