Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 226

Pe d ro A l e jo G ó m e z Carto gr a fí a de los e s pe j os Poemas de Angélica Santamaría Es el tiempo una y otra vez certeza de sueños en días de mares que no alcanzan la orilla. El agua me desnuda con todas mis grietas, es el tiempo la certeza final de retornos incesantes. El eco existe. Regresa el viento. 1 Un día para Rosario 3 Las criaturas de Prometeo Hubo un día para todos los instantes un día posible para flotar sobre las alas del pavimento la piel se escurría hacia humaredas frescas partiendo el mundo en todas las edades. Mi madre sostenía un madero, y cantaba sonriendo a vuelo limpio y se derramaba en plenitud a cada terraza persiguiendo pétalos de trinitarias. Eran ella y su danza decembrina fluyendo en espesor de verdes como la más transparente de las locuras a nadie dijo cuánto le debían. Y nadie le vio el sudor en la garganta al susurrarle cantos a una tierra seca ni el llanto repartiéndose en lápidas de un mustio muladar frente al que ya no se anda. Los patios se quedaron en la frente de mi madre dispuestos a guardarle las razones de una brisa. Tenerte, Tiempo en el fervor de estas heridas alcanzarte y poseerte sin dejar de esperarte. Tenerte en la esperanza y en el olvido de estas palabras que a mi lado pronuncias para designar a este ser que te nombra desde su soledad. Me tienes, Tiempo en tu fuego a cambio de mi piel cuando empezaste a poseerme a pesar del polvo para sembrar mi destino en el temblor del alba. 2 Son otras las gotas de ágata sobre la piedra invadiendo el horizonte de olvido. Fue el tiempo la tinta en el hielo de una noche que fue abismo atravesando mi pecho. Se hizo el eco herida del viento, enmudeció la tarde sin el umbral de un recuerdo. Cae al mar la piel en retazos de un magenta lunar, azules de nubes humedecen los labios y danza en la arena un gemido de lluvia recogiendo en suspiros los colores del aire. Escucho a solas la caída del rocío recorro a solas la mañana y el crepúsculo. 4 La paz en tiempo de posguerra Cuando volviste todo era tan delgado que el mundo parecía sin fuerzas para alcanzarte. El aire, los muros, la madera, el altar y todos los sobrevivientes de la devastación sacudían el polvo de sus cascarones y emergían de ellos con el rostro recién pintado de existencia preguntando por sus dueños y mentores. Pero ninguno te reclamó por llegar tarde. Todas esas cosas se conformaban con ser encontradas y nombradas de nuevo sólo así podrían invocar la historia volver a la fábula como seres vivos y dictar un testamento a favor de la memoria y las palabras. Nos edificamos en las ruinas. Por eso la paz llegó a tiempo a aquellos predios desterrados de los mapas del tiempo a aquellos crepúsculos cautivos en los rincones donde la brisa, el polvo y la salamandra habían concertado el ritmo del silencio. 5 Colosó Los pies descalzos nunca fueron tan felices como en las piedras planas sembradas en la verja. La brisa nunca se tornó misericordia como en las madrugadas llenas de trinos y lamentos. Noches, velas, palabras y silencios infancia, infancia, infancia… la montaña, la poza: el recuerdo. r e v i s t a r e v i s t a  