Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 172

Rodol fo R amír e z S oto Un breve esbozo de lo vivido en aquellos días lo podemos encontrar en el siguiente fragmento de su novela, eminentemente autobiográfica, Los apuntes de Malte Lau- rids Brigge: Recordábamos que había habido un tiempo en el que mamá deseaba que yo fuese una niñita y no este muchacho que, Dios mío, sí, tenía que ser. Yo había adivinado esto, no sé cómo, y había tenido la idea de llamar alguna vez por la tarde a la puerta de mamá. Cuando ella preguntaba entonces que quién estaba allí, me gustaba decirle desde fuera: «Sofía», dis- minuyendo tanto mi voz que me cosquilleaba la garganta. Y cuando después entraba (con mi vestidito de casa con mangas levantadas, que parecía casi un vestido de niña), yo era sencillamente Sofía, la pequeña Sofía de mamá que se ocupaba del arreglo de la casa y a la que su mamá tenía que trenzar una coleta para que, sobre todo, no hubiese confusión con el feo Malte, si volvía alguna vez. Además esto no era deseable; le gustaba tanto a mamá como a Sofía que Malte estuviese ausente, y sus conversaciones —que Sofía continuaba siempre con la misma voz aguda— consistían sobre todo en enumeraciones de las fechorías de Malte, de las que se lamentaban. «¡Ah sí, ese Malte!» suspiraba mamá. 1 Con su padre no le fue mejor, don Joseph Rilke había deseado ardientemente dedicarse a la vida militar pero los infortunios del des- tino lo condenaron a tener que abandonarla y terminar convertido en nada más que un 1 Rilke, R.M., (1981). Los apuntes de Malte Lau- rids Brigge. Madrid, España. Alianza Editorial. Traducción de Francisco Ayala. (p.70) Los estilos pictóricos en la poesía de Rilke mero oficial ferroviario. Contrario a su esposa nunca vio en su hijo a la tal Sofía sino que su anhelo siempre le mostró al futuro varón que se encargaría de hacer realidad el designio que él en su imaginación se había forjado para la estirpe Rilke. A saber, el de alcanzar las distinciones militares más relevantes. Tamaña decepción se llevará al constatar no solo el poco equipamiento físico de aquel débil jovenzuelo, sino el escaso interés que este tenía por la disciplina de la milicia en flagrante contraste con su gusto pernicioso por la literatura, historia del arte y la filosofía. Decepcionado por su vástago, en un último, preocupado y sincero intento por encausarlo en el propósito decidido para el linaje, Rilke padre obliga a su hijo a inscribirse en la Escuela Militar secundaria de Sankt Pölten. Episodio que marcará el desgarro definitivo de la familia, pues no solo Rilke abandona a sus padres sino que por los mismos días a ellos el matrimonio se les acaba. En lo que respecta a las notas nada hace suponer que fuera este un periodo compli- cado para el poeta, pues las que obtuvo son, en lo referido a idiomas —Alemán, Francés y Checo— y a Ciencias, excelentes. Sin embargo, la mayor parte de este tiempo lo pasó confinado a la enfermería debido a su débil constitución que lo hacía presa fácil de una constante seguidilla de dolores de cabeza y de fiebres. Tiempo después escri- birá, en una carta dirigida al general-mayor von Sedlakowitz fechada del 9 de diciembre de 1920 2 , que aquellos años fueron mar- cados por una permanente “desesperación 2 Aquel militar solo le había escrito, cuando el poe- ta ya era famoso, si él era realmente ese “cadete Rilke” del que él guardaba recuerdo. cotidiana” de la que saldrá “físicamente agotado y mentalmente maltrecho”. De este periodo de su vida solo tendrá un grato recuerdo, el del profesor, y capellán de la escuela, Horacek: “guardo a ese amable sabio una gran veneración y un agradeci- miento que dura por los años”. Así se puede leer en la primera de las cartas que Rilke le envía a Franz Xavier Kappus, la del 17 de febrero de 1903, y con la cual se inicia una correspondencia, propiciada justamente por el “amable sabio”, que la mayoría de nosotros hemos leído en el breve libro, muy popular, titulado: Cartas a un joven poeta. Salvo Horacek, para Rilke los cinco años que pasó en el ambiente militar solo se pueden describir como un “abecedario de los horrores”. Producto de estas vivencias se arraigan en el poeta dos actitudes ante la vida que resultan ser el germen de lo que se convertirá a la postre en su planteamiento estético: 1. Una búsqueda constante de lo per- manente. Y debido a los reiterados reclamos tanto de su padre como de su madre quienes nun- ca, a pesar de estar separados, le aceptarán a su hijo que se dedique a la literatura salvo que sea como una actividad accesoria a una actividad seria y principal: 2. Una lucha por mantenerse constante- mente en el ejercicio de la literatura, pues ella ha devenido en el único remedio que le alivia de sus angustias y de sus males. Franz Xavier Kappus. Un ejemplo claro de esta búsqueda por encontrar algo permanente en lo cual po- der inscribirse, así como de su dedicación constante a la literatura, se puede leer en la nota de presentación que el propio Rilke, de apenas 20 años, redactó para el editor del Diccionario de poetas y prosistas alemanes del siglo XIX: “Algunas palabras sobre mí: Desciendo, si doy crédito a viejas tradicio- nes, de una familia de muy antigua nobleza carintiana. Entre mis antepasados no figuran ni escritores ni universitarios. La vocación de r e v i s t a r e v i s t a  