Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 144

Pe d ro A l e jo G ó m e z Carto gr a fí a de los e s pe j os breves construccio- nes el contrapeso equilibrado de sus elementos las dota de una solidez ha- bitable, hospitala- ria a la memoria. Después, Tríp- tico de la infamia está edificado como un prisma que arro­ ja diversas luces sobre los mismo he- chos. Nuevas clari- dades provenientes de los tiempos y modos distintos de los tres relatos apa- recen para revelar aspectos que de otro modo no serían visibles. “Se gobierna un estado como se fríe un pez”, dice el Tao te King. Montoya abarca con igual cuidado las miniaturas y el tamaño de la novela. III La pintura, la música, los viajes y la historia son los puntos cardinales de la brújula para orientarse en la obra de Pablo Montoya. Pero algo de norte hay en el sur y caminando siempre al oriente se llega al occidente. Algo hay en el estilo de Pablo Montoya de quien sabe oír la pintura y ver lo que muestra la invisible música. Le Moine le pide a Ysabeau que “le per- mita asomarse a su intimidad”. Hay un cua- dro en el porte de esta y tantas otras líneas. Hay, sin duda, una música inaudible en las distintas frecuencias con las que el mundo nos trae las cosas, o en esas con las que volvemos a ellas. Toda la música ilustra una frecuencia. Hay en la música invisibles hilos que nos mueven. No vemos la música. Movidos por ella vemos las cosas de otra manera. “La historia es el clavo en el que cuelgo mis novelas”. Quiero ahora recordar esa cita de Dumas que trajo mi padre en su discurso de posesión en esta Academia, porque se que su nombre le es entrañable. Toda su obra transcurre sobre el telón de la historia. Un espíritu libertario lo mueve a usted, querido Pablo Montoya, que sabe que es cierto que “La fuerza, como lo afirma Con- rad en El corazón de las tinieblas, no es más que una casualidad nacida de la debilidad de los otros.” Hay un escenario ensangrentado en el Tríptico de la Infamia, en la conquista hecha por “siervos de dios y amos de indios” a “cristazo limpio” según la expresión de don Miguel de Unamuno. La conquista no ha cesado y hay otra noche de San Bartolomé rondando estos tiempos. Esas certeras observaciones, ese pensa- miento edificado con una arquitectura bien equilibrada están al fondo de una escritura que no esquiva el horror pero que conserva la esperanza en la belleza. La belleza, pensa- ba Platón, busca ser imitada por ello civiliza. Estos son apenas los trazos de un dibujo, la pintura es su obra indispensable. Español: lengua mía 1 Por Pablo Montoya Español, amantísima lengua que hablo desde niño y que hablaré cuando esté muriendo. Morada que he utilizado para formarme y deformarme. Para protegerme y arriesgarme. Para comprender la orfandad y la insignificancia. Consolación y loa de mi cuerpo. Garita de mi rebeldía. Recinto de mi honra y rampa de todas mis indig- naciones. Español, lengua en la que creo que soy y sueño lo que soy y anhelo lo que tal vez nunca sea. Estoy aquí para celebrar tu elongación de tantos siglos. Ese camino, a la vez magnífico y tortuoso, prestigioso y sórdido, que va desde una noticia de kesos de un monje anónimo de León hasta las elucubraciones complejas sobre libros de un poeta de Buenos Aires. Estoy aquí para festejar tu existencia que me da cobijo, me arrulla y también me sobrecoge. Estoy en esta sala académica, que ha decidido recibirme en su seno, para decirte el amor que te tengo y agradecerte el valor que me das para enfrentar a la degradación y a la muerte. Esa dosis de esperanza que significa saberme parte de un todo. Grano de arena de una inmensa playa que apenas recorro y que, apoyado en ti, intento descifrar. Español, lengua mía, cuántas cosas esenciales has nombrado. El barro, el aire, la sangre. El agua, el fuego, la luz. Lengua génesis. Lengua matriz. Lengua padre y 1 Discurso de Pablo Montoya al posesionarse como miembro Correspondiente de la Academia Colom- biana de la Lengua. Bogotá, 21 de noviembre de 2016. r e v i s t a r e v i s t a  