Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 140

Luz Mary Pe d ro A l e Giraldo jo G ó m e z e m j os as Carto gr a fí a de los P e o s pe Canción sin palabras –A la manera de Franz Schubert– Caricatura del adiós Colgada a una baranda la emoción silabea y es palabra tartamuda atrapada en la tela de araña del insomnio o suspendida en el limbo como fotografía que se desvanece en la inagotable y borrosa caricatura del adiós. ¿Quién te conoce, amor, si no nos conocés? ¿Si tu péndulo tiene el vaivén de dos caras? Juan Gelman Los amantes tejen historias mientras hilan y deshilan sus galaxias. Un violín acompasa con zumbidos de sueño en cada cuerpo y Amor cabe en la canción sin palabras: suena con A de alma y de alhaja si eleva una melodía con notas de color y de ansia. Se dice desamor si un exceso de frases reclama falta de luz y de aire y se escribe con D de dolor y desamparo o con A de asma y de ausencia. Amor es música de alas preludio y fuga en un arpegio elegía anunciada. Desamor abandona atropella las sílabas y la esperanza si un violoncelo rompe sus cuerdas en el destiempo de los ruidos y las sombras. Los músicos despliegan con armonía su vuelo si elevan el vaivén del amor sobre las cuerdas del aire. De viaje Entre el cielo y la tierra Como Hestia a su amado, me recuesto a tu amor, y veo ascender el canto de los pájaros seguido por el ojo de un gato en la penumbra. Oigo la gota que cae con su luz como si el hilo de una cometa se soltara hasta elevarse de manera perpetua entre el cielo y la tierra. Dejarte ir Tu rostro dijo adiós. Quedamos los dos sin equipaje desvanecido nuestro punto de encuentro y el corazón sin fuerza para volver atrás. Te dejé ir. La herida fue profunda en el costado cama vacía en noche de invierno. Tu rostro nacido para irse es piel en mi memoria sábana extendida para decir adiós. ¿Cómo empacar esta soledad maciza y pesada? María Inés Zaldívar Con la mirada turbia del adiós y el corazón en la garganta abro la maleta para empacarla y alejarme sin saber adónde. La ropa los libros los zapatos lo que uso y lo que no el cuaderno y el lápiz el ordenador. Guardo en mi pecho los afectos para acompañar esta soledad que pesa como las letras del adiós. Cosida a mi garganta llevo una canción. Tal vez mitigue al corazón tartamudo y ayude al vano de los días que viviré sin ti. Quizás recoja los adioses y los deje en una página para que pesen menos las ausencias y no quede el silencio como casa desolada. Monólogo de Casandra No corrieron lágrimas por tus miserias. No encontraste las palabras para pedir perdón o para darlo. El viento soplaba contra el rostro y el mar veía pasar un funeral después de otro. Corría sangre en todas partes y no pudiste escribir en tu corazón agujereado. Con la voz encerrada musitaste: ¿cómo hablar de tus íntimas miserias si afuera hay ojos que miran con sus bocas abiertas hacia el cielo? Acaricio cada instante lo saboreo lo guardo en la memoria como quien envuelve migas de pan para la última noche de invierno. A Cristo Figueroa, amigo de este poema. r e v i s t a r e v i s t a  