Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 14

Ut pictura poesis: cees Nooteboom y Max Neumann Fe r nan d o Garc ía d e la Ba n da original, y aun menos tratar de «poetizar» o «embellecer» su aridez expresiva: hay que encontrar la expresión austera, la palabra sencilla, desnuda. Siempre estará ahí la ten- tación de traducir «contemplar» donde dice «ver», pero en este caso producir un texto «bonito» sería una traición al tipo de belleza que nos muestran los dibujos de Neumann y los textos de Nooteboom: una belleza terrible, si se nos permite la alusión al poema de W. B. Yeats. He prestado especial atención, en el aspecto léxico, a las numerosas repeticiones de palabras clave que, a modo de ecos, van creando una atmósfera propia. Debo decir que como traductor estoy especialmente atento a estas repeticiones, sean léxicas o sin- tácticas (paralelismos sintácticos), y que pro- curo mantenerlas en la medida de lo posible, a pesar de la férrea dictadura de la llamada variación estilística en las lenguas románicas. Con todo, cuando por algún motivo extraor- dinario he considerado que el lector no iba a poder apreciar la belleza de la repetición, y que el resultado empobrecía el tono general, he evitado la repetición y he optado por un sinónimo o una variante. También, a veces, la variación se impone cuando el contexto, siempre cambiante, obliga a ello, por ejemplo al cambiar el registro. Es el caso de «cara» y «rostro» (palabras centrales en este libro, en el original siempre gezicht): hay que variar porque en algunos contextos solo se puede usar una de las dos («cara» no suele servir para un registro formal, ni «rostro» para uno informal, con lo que es imposible usar una u otra para todos los casos). En el aspecto sintáctico he atendido a un procedimiento abundante en la poesía de Nooteboom: las inversiones enfáticas. A menudo, el clima se crea por medio del énfasis producido al comenzar la frase con un com- plemento enfático, en lugar de hacerlo con el sujeto. Este procedimiento se puede mantener prácticamente siempre en castellano, produ- ciendo el mismo efecto: una modulación de la secuencia en que se presentan los elementos al lector. Gracias a esta fórmula, el escritor consigue poner al lector una y otra vez en el lugar donde él se situó al componer la frase, y con ello invitarlo a compartir su propia mi- rada —y es que en Nooteboom los conceptos de ver y mirada son fundamentales—. Otra dificultad, ha sido mantener el mis- mo grado de personalidad o impersonalidad en la formulación de lo narrado, para no distorsionar el punto de vista, esa mirada a la que hacía alusión anteriormente. Y otra más, y seña de identidad del texto, es el uso de los tiempos verbales. Siguiendo esa lógica onírica a la que nos referimos, lo sucedido en el pasado se narra en presente histórico —una fórmula que nos acerca el pasado—, en pretérito perfecto —que permite proyec- tar sobre el presente la enigmática sombra de las repercusiones de esas acciones— o en pluscuamperfecto —lo que indica una acción pasada ocurrida con anterioridad a otra también pasada, que en nuestro caso no se nombra y, por tanto, resulta de nuevo misteriosa—. La fidelidad a esta caracte- rística del original, que resulta igualmente extraña en neerlandés, nos ha llevado en ocasiones hasta el límite de las posibilidades estilísticas del castellano: «y la palabra que había existido para expresarlo» [xii]. Para Nooteboom, el auténtico traductor es «un alquimista que convierte el oro de una lengua en el oro de otra lengua» 2 . Quisiera decir que, dentro de lo posible, me he esfor- zado por estar a la altura de dicha máxima. Confío en que el público hispanohablante disfrute de estas ensoñaciones de un escritor cuya poesía es cada vez más apreciada en España e Hispanoamérica. Por último, quisiera dedicarle este tra- bajo a mi maestro y amigo, el profesor Hans Tromp, recientemente fallecido, y a mis alumnos de neerlandés de la Facultad de Traducción e Interpretación (Universidad de Granada), por su entusiasmo y dedicación a la hora de aprender esta hermosa lengua. Granada, julio de 2012 2 Cees Nooteboom, El desvío a Santiago, Madrid: Siruela, 2006 (1993), p. 177. Traducción de Julio Grande. r e v i s t a r e v i s t a  