Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 136

C r i sto Fi g u e roa S á n c h e z que enfrió los huesos y descompuso los días (Orquesta de cuerdas). Incluso, la acción devastadora del adiós llega hasta el lenguaje que convierte la emoción en “palabra tarta- muda” o en “fotografía que se desvanece” (Caricatura del adiós). En consecuencia, la pérdida del otro genera un estado de zozobra que sume al yo lírico en la inseguridad y la incertidumbre y lo paraliza frente al ruido de la vida que fluye (Zozobra). Así pues, esta desposesión afectiva como una herida que gotea es vivencia dolorosa que atraviesa los versos; sin embargo, la voz viva en la me- moria del yo lírico no permite el olvido, pues transforma la muerte en un hoy incesante que evita darle punto final a la página que lo refiere (Monólogo del solitario); por eso, la herida profunda del desamor se identifi- ca con el cierre de una puerta que cancela para siempre la entrada de la luz (Carta del olvido), y dicha puerta cerrada deja ir la imagen amada cuyo gesto /”se deslizó a ninguna parte” (Hacia ninguna parte). Así mismo, la escritura impudorosa del desamor que recorre la segunda parte del poemario, se grita a la manera de un cua- dro expresionista de Munch en medio de una “luz lechosa y apagada” y de un vuelo de gaviotas “bajo el cielo gris” (Cuadro de Munch) que hunden la figura amada en la profundidad de las sombras. Precisamente, el yo lírico emprende la búsqueda inútil del cuerpo deseado por medio de una escritura que al cantar preferentemente la muerte, se identifica con “el abecedario desdicha- do” que “entona una elegía” (Abecedario desdichado). Entonces, los residuos que deja el desamor son devastadores, por ello el lirismo constata que el sitio donde estuvo De artes y oficios de Luz mary Giraldo antes la luz, es ocupado ahora por imáge- nes desoladas del imaginario cristian: “un árbol sin manzanas” y “una cruz que pesa” (Punto final). No es extraño entonces que el yo lírico sienta el peso físico de su corazón solitario ante la retirada del amor “hacia el punto remoto de la soledad” (Solo de amor) o sienta el debilitamiento de las palabras que frente al desgaste de la historia amorosa, se vacían de significado y pierden la posibilidad de habitar el mundo: están “deshechas”, “borrosas”, “rayadas como un disco” y no dicen nada (Oficio de monotonía).No obs- tante, en esta segunda parte, aún se cree en la posibilidad que tiene la escritura de “remendar,” de arreglar o incluso, de recu- pera; quizá por ello, el yo lírico invierte el significado de la espera de Penélope, quien no destruye el tejido por las noches, sino que intenta tejer de nuevo la colcha de un “amor desmantelado” (Remiendos). La sección se cierra con dos poemas en los cuales el yo lírico se desdobla en Casandra que anuncia desastres (Monólogo de Ca- sandra) y en la celosa Hera que sólo piensa en vengarse del marido infiel (Confesión de Hera). En el primer caso, los duelos que efec- tivamente nos rodean parecen no permitir las palabras y la escritura de lo personal: “¿cómo hablar de tus íntimas miserias/si afuera hay ojos que miran/ con sus bocas abiertas hacia el cielo?;” en el segundo caso, Hera impreca al marido distante por callar las palabras y aislarse en el silencio traicionero: “no huyas, Zeus, no te escondas,/el nuevo oráculo señala tu traición/y anuncia que has de morir/bajo el puñal de mis palabras”. La tercera parte, Oficio de enredar se constituye en un intento de reconstruir el amor, el cual parece encontrar nuevas maneras de manifestarse en los espacios de información y comunicación contemporá- neos-pantallas de computador, correos elec- trónicos, chats, Skype, redes-, tecnologías que contienen formas extrañas y novedosas de presencias ausentes, de ausencias visuales y reales, de encuentros por fuera de lo físico, en fin, una nueva conciencia del tiempo originada por estos artefactos transforma la página en nueva materia- lidad, en espacio efímero pero real y en formas alternativas de escritura/ lectura lejanas de lo su- cesivo y cercanas a todo tipo de simultaneidades. Estos nuevos lenguajes y la temporalidad que les es inherente, también propician el nacimiento del poema: “Sonríe el niño de los ojos venda- dos/entona su música a deshoras / y con un carcaj y un arco a todos hiere/en dulce desconcierto”. Así mismo, el sujeto lírico también se metamorfosea en identidades diversas que le permiten percibir realidades o simulacros de las mismas, en las cuales, en todo caso, se viven experien- cias inéditas del amor: frente a la imagen querida que salta en la pantalla del aquél se transforma en gato o en perro, ladra y maúlla para responder o siente que tiene que saltar lógicas causales para moverse en la cercanía/lejanía que genera el Skype “como una aparición que marca ausencias; finalmente, “un poema acaricia el teclado” del ordenador. (Rutinas). Lo más interesante de la tercera parte es sin duda la atención meticulosa que se le da a las metamorfosis del amor y a sus efectos en la vida contemporánea: las redes dibujan nuevas rutas del amor y sus voces polifóni- cas hablan desde cualquier lugar: “Palabras incompletas/ojos sin ojos/piel sin piel/estar sin estar” (Desde una estrella) o la búsqueda de un rostro amado dibuja cartografías simuladas de una realidad, en la cual dicho rostro y su timbre de voz se pierden como el río que se aleja de vie- jos monasterios y súbita- mente la guía de Google ubica al yo lírico en una ciudad que no conocía. (Mapa desconocido). En fin, las nuevas formas de manifestarse que el amor encuentra en las redes, lo hacen cambiar de nombre y queda apenas inscrito en el vacío que se llena con puntos suspensivos. (Enredos). De todas maneras, el yo lírico se esfuerza por captar y apresar “al amor que se sabe pasajero” dentro de una nueva red coordinada por una Penélope joven que otra vez teje y desteje nuevos signos, otros gestos, presencias efímeras, lenguajes desconoci- dos… no obstante, sentimos que las flechas de Cupido esta vez no sólo nos atraviesan el corazón, sino también, y especialmente la cabeza. Bogotá, octubre de 2016 r e v i s t a r e v i s t a  