Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 28
R afae l Cad e na
Te llamarán a la plaza de la tergiversación.
Desoye todas las voces.
Vive con la quemante lógica.
Vuelve a donde todavía no empiezas.
Po e m a s
Eres lo que res, una voz solitaria
que resuena en los aledaños de las ciudades.
Las palabras que te dirigían también
pasaron
como las alucinantes hojas.
Este es otro mundo, no hay dirección.
Como un llameante espacio que se desocu-
pa siempre.
En el temblor de ser sólo vida vacante. El viento, cuando azota,
golpea en el caos.
Matrimonio El otro veredicto
Todo, habitual,
sin los aderezos que usa la retórica,
sin esos atavíos con que se suele recargar
el misterio. Tu patria, la vida
no concede premios.
Líneas puras, sin más, de cuadro clásico.
Un transcurrir lleno de antigüedad,
de médula cotidiana,
de cumplimiento.
Como de gente que abre a la hora de siempre.
Conjunto residencial
Aquí se vuelve a oír el viento.
Pasa entre los edificios, mece
los pinos, hiela el autocine.
Morador de ninguna parte,
no puedo decirte: Oye, oye,
sé mi espíritu.
Sólo hay una espera
en la noche,
pero nadie tiene el ímpetu para hablarte
como en los tiempos del entusiasmo.
Sólo
te sostiene.
Cuanto más suyo,
más extranjero.
Así, te afianzas
y dices: hay algo
en lo que no puedo equivocarme:
sobre mi país de origen.
Ellos dicen
o entredicen, más bien.
Cuidan la hierba
que dejan los bárbaros.
Ocurre que después del laborioso forcejear
el poema
está donde menos se esperaba,
donde nadie lo buscó,
donde no se ve,
en el rincón más apagado.
Vino a dar ahí
burlando al que escribía, al lector, a la
página.
Se deslizó hasta ese lugar
donde de pronto
es descubierto.
Aquí,
dice una voz queda.
Oculto
como un niño
en un cuarto
donde se guardan viejos muebles.
Hoy los poetas
sólo pueden ser
irónicos.
Subafirmaciones,
contrastes,
paradojas
los delatan.
Eran diferentes
los antiguos.
Tenían de su parte
un dios
o una diosa
cuando no pedían su favor
siempre incierto.
Repetían:
aere perennius.
¡Cuánto orgullo!
nada
previeron.
Ahora
se encuentran con la orden
de tierra arrasada
(que se cumple
puntualmente),
el viejo recomenzar
y un hoja
en blanco.
Andan errantes por sus habitaciones, pero
sostienen la torre del idioma.
r e v i s t a r e v i s t a