Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 184

Rodol fo R amír e z S oto Cae en forma de lluvia en las horas ambiguas, cuando todas las calles se vuelven hacia el alba y los cuerpos, que nada han encontrado, tristes, desengañados, se separan; y cuando tantos seres que se odian tienen que dormir juntos en una sola cama: Los estilos pictóricos en la poesía de Rilke “Cuál es la tarea del poeta: decir lo que siente, o hacer sentir a todos lo que dice” de su corazón ante los otros que aún no lo hubieran encontrado. Pero al día siguiente Rilke y las manos de Dios oí decir que ya había muerto, muy joven y muy solo, en una pequeña y triste aldea, la soledad, entonces, se marcha con los ríos… 15 Como bien podemos notar en estos tres poemas se da una identificación del yo poé- tico con cosas: con una bandera en Presen- timiento; con el agua en Progreso y de nuevo con el agua en forma de lluvia en Soledad. Elementos que se presentan en un paisaje en el cual se entrama su facultad de sentir: la bandera en el viento presiente en su interior la tormenta; los peces se llevan a la profun- didad la sensibilidad del agua; la lluvia al caer toca cuerpos a los que siente tristes y desengañados para luego marcharse con los ríos. Textos en definitiva que son pequeñas pinturas que nos involucran e impresionan nuestros sentidos, que nos hacen sentir lo que las cosas sienten en ellos. Textos en los que se hace evidente que Rilke encontró el inicio del camino que lo conducirá a la respuesta de la pregunta que le escribiera a un amigo suyo, en los primeros días de Worpswede, cuando le dedicó su libro Para festejarme con el siguiente interrogante: ser su discípulo, el más humilde, el profeta “Honorable Maestro: muerto por los climas crueles de su sombrío Me he propuesto escribir para las nuevas país. Entonces mi soledad —esa soledad de monografías de arte alemanas, publicadas niño despertándose en una inmensa llanura por el profesor Richard Muther, el volumen sin árbol y sin pájaro— me pareció que se dedicado a su obra. Así quedará cumplido tornaba más profunda y más desesperada. Es uno de mis más ardientes deseos.” trágica la suerte de los jóvenes que presienten 16 que les será imposible vivir si no logran ser Así comienza la primera carta 17 de la que será una nutrida correspondencia entre Rilke y Rodin. El poeta ha entrado en con- tacto con el escultor, y también se ha emo- cionado con su obra, gracias Clara Westhoff, exalumna de Rodín. La encomienda la ha recibido de parte del profesor Muther como una manera de ayudarlo a salir de una apre- tada situación económica por la que Rainer María estaba atravezando. Sin embargo, esto último no es lo que resulta más importante para el poeta quien siempre ha despreciado el “Brotarbeit” —el trabajo que se realiza obligado para ganarse la vida— sino que ve en la encomienda una oportunidad caída del cielo para acercarse como aprendiz a un personaje que Rilke consideraba como el último “maestro poderoso” aún con vida. Tal como se lo expresa en este fragmento de la carta que le envío en agosto de 1902 a poco menos de un mes de realizar su viaje a París: poetas, pintores o escultores y no encuentran el consejo verdadero, hundidos en el abismo del desaliento; buscando un maestro pode- roso, no son palabras ni indicaciones lo que buscan, sino un ejemplo, un corazón ardiente, manos que sepan hacer grandeza. Es a usted a quien buscan.” Rilke, pequeño. “Toda mi vida ha cambiado desde que sé que es usted mi Maestro y que el día que lo vea será tal vez el más feliz de mis días. Porque en la tristeza vaga he infinita de mi juventud me parecía que todos los grandes hombres habían muerto desde hacía mucho tiempo y que en este mundo extraño no quedaban madre, ni maestro, ni héroe. Recuerdo muy bien que, hace cinco o seis años, leyendo por primera vez un libro Rilke, R.M., (1982). Cartas a Rodin. Buenos Ai- res. Argentina. Ediciones Leviatán. Traducciones de José D. Espeche Lavié 17 Con fecha del 28 de junio de 1902 16 15 Rilke, R.M., (2001). El libro de las imágenes. Ma- drid. España. Ediciones Hiperión. Traducciones de Jesús Munárriz. inolvidable de un gran poeta danés, Jens Peter Jacobsen, me propuse buscar a ese hombre y hacer todo lo posible para volverme digno de Rilke quiere entonces ver de primera mano cómo trabajan las manos de Rodin y aprender de ellas su método de trabajo. Para entender la relación que el poeta concibe entre el creador y sus manos les recomiendo que se lean una de las historias que Rainer María publicó en las Historias del buen Dios, la que se titula justamente El cuento sobre las manos de Dios y que les resumiré aquí para efectos de nuestro estudio —pero no se conformen con mi resumen vayan a leer la historia que es muy buena—. En esta historia Rilke nos cuenta que lue- go de crear la tierra, sus cosas y los animales, Dios concentró toda su atención en la elabo- ración del ser humano, pero al concentrarse en esta actividad desatendió a la tierra. Un ángel le hace caer en cuenta entonces que al desantender la tierra han empezado a suceder r e v i s t a r e v i s t a  