Revista Casa Silva Nos. 30 - 31 R.CasaSilva 30-31 completa | Page 106

E nr i que Sa n to s M o l a n o Joven Arturo, poema que quiere mostrar los daños morales que la ausencia de la religión está ocasionando en los educandos de las escuelas, puestas por el radicalismo a cargo de maestras y maestros profesionales forma- dos en Escuelas Normales, que en El Joven Arturo se describen como antros de corrup- ción y promiscuidad. La polémica originada por El Joven Arturo levantó una polvareda que trascendió las fronteras de Colombia, y que tuvo su respuesta más contundente en el poema del expresidente radical Santiago Pérez, titulado La Escuela. A los dos poemas les hizo un análisis José Martí, inclinándose a favor de la reforma educativa radical que defiende La Escuela, en un artículo titulado La Guerra Literaria en Colombia, y reprodu- cido por el Diario de Cundinamarca del 13 de septiembre de 1884. Dicho artículo hizo que los escritos de José Martí comenzaran a tener mal sabor para el fragmento más re- accionario del conservatismo, el que se regía por los canónes la Iglesia Católica. La figura latinoamericana que más apa- siona a José Martí es Simón Bolívar. Nadie en su tiempo supo exaltar con mejores pa- labras, ni frases más contundentes y llenas de justicia, al Libertador Simón Bolívar, que el Apóstol de la libertad, José Martí. Así podemos comprobarlo en la crónica que escribe sobre la celebración del Centenario de Bolívar en Nueva York, el 24 de julio de 1883, transcrita por el diario bogotano La Reforma, el 23 de septiembre de ese año. Para 1884, el Diario de Cundinamarca, vocero de los radicales, acapara los artículos de Martí. Allí van apareciendo, en el trans- curso del año, un relato sobre los últimos días de Lonfellow, una descripción de cómo Presencia literaria de Martí en Colombia funciona la Escuela de Electricidad, algo muy novedoso en una ciudad que, como Bogotá, no tenía otro alumbrado público que en las noches de luna, y el alumbrado domi- ciliario a gas era escaso. Y otro texto todavía más novedoso, en la edición del 20 de junio, sobre El Glosógrafo, que describe como “un aparatillo ingeniosísimo, que puesto en lo interior de la boca, a la que se acomoda sin trabajo, no impide el habla, y la reproduce sobre el papel, con perfección de escribiente excelente revista quincenal en español, La América, en la que José Martí colaboraba. Silva no perdió la oportunidad de hacerse presentar al admirado escritor de tantos artículos aleccionadores con los que había nutrido su formación intelectual. Martí se encontraba precisamente en las oficinas de La América y terminaba de corregir su traducción de una novela del inglés Hugh Conway (fallecido siete metros atrás) que le había encargado su compatriota, el periodis- del siglo XV. Sólo exige que se pronuncie con toda claridad; y cada sílaba, al punto que es pronunciada, ya es colocada sobre el papel que la espera, sin molestia alguna para el que habla, y sin confusión para el que lee, una vez que aprende la correspondencia de los nuevos signos”. El último artículo de José Martí en el Diario de Cundinamarca, el 2 de agosto de 1884, lo conforma el relato fascinante de los Héroes que regresan del Polo a Nueva York, tras culminar la primera parte de una de las grandes hazañas humanas del siglo XIX, de la que los lectores colombianos no habrían tenido noticia de no ser por la crónica de José Martí. De resto, la prensa bogotana, ni la de provincia, publican una palabra al respecto. Pocos días después estallará la rebelión radical contra el gobierno de Núñez, se de- clara la guerra civil general, y el Diario de Cundinamarca suspende sus ediciones, tras quince años de publicación ininterrumpida. De regresó de su viaje a Europa, José Asunción Silva hizo escala en Nueva York, ta y editor cubano Rafael María Merchán, residente en Bogotá, donde poseía una próspera empresa denominada Imprenta de La Luz, y publicaba el periódico de gran formato La Luz, partidario de la Regenera- ción de Núñez. Sabedor de que en esos días Martí atravesaba dificultades económicas, Merchán le contrató la traducción de la novela de Comway, Called Back, que Martí concluyó por los días en que Silva escaló en Nueva York. Martí le puso en español el tí- tulo de Misterio. El poeta cubano le obsequió al poeta bogotano un ejemplar del Ismaelillo, con dedicatoria. Silva lo conservaba como uno de sus tesoros, y pudo salvarlo cuando, al ocurrir su bancarrota en 1891-1893, se vio obligado a vender su biblioteca. José Asunción se ofreció a llevarle a Merchán los manuscritos de la traducción. Misterio, de Hugh Conway, vertida al español por José Martí, se publicó en la Imprenta de La Luz, de Bogotá, a media- dos de 1886. El bisemanario La Nación, órgano de los intereses de la Regeneración, dirigido por don Miguel Antonio Caro y don José María Samper, elogia la traducción de Martí, pero reprueba como inmoral y nada edificante el contenido de la novela, que ya el 10 de diciembre de 1885. El joven poeta colombiano, de veinte años, pasó a visitar a su amigo Santiago Pérez Triana, de veinti- siete, que publicaba en la gran manzana una había vendido cuatrocientas mil copias de la edición inglesa. Entre 1887 y 1888 el famoso novelista, ensayista y crítico español, don Juan Valera, remitió al escritor y editor colombiano José María Rivas Groot una serie de siete cartas, que hacen parte de las Cartas Americanas remitidas por Valera a diferentes correspon- sales en América del Sur y del Centro, y en las que demuestra con galanura idiomática su profunda ignorancia, o superficial sabiduría, Retrato de Simón Bolivar r e v i s t a r e v i s t a  