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E nr i que Sa n to s M o l a n o Presencia literaria de Martí en Colombia Presencia literaria de Martí en Colombia Por Enrique Santos Molano Se trata de una foto inédita de José Martí, un retrato de pie en su tradicional saco negro, que ha sido el primer documento digitalizado de los archivos del museo. En el momento de su muerte, José Martí era en Colom- bia uno de los escritores más leídos, celebra- dos y con mayor influencia en la concepción modernista de la literatura y del periodismo. No es aventurado decir que en esas activida- des hubo en Colombia un antes y un después de José Martí, tal como lo advierte José Asun- ción Silva en 1891, cuando a Martí aún no se le conocía aquí en su faceta política, como revolucionario y Apóstol de la libertad de su patria, sino únicamente en la del intelectual y pensador cuyos escritos, literarios y políticos, se reproducían en los principales diarios de las capitales latinoamericanas. La primera aparición de Martí en Co- lombia la encontramos en el semanario La Pluma de Bogotá, edición del 3 de diciembre de 1881. Es una crónica refulgente sobre Coney Island, fechada en Nueva York y fir- mada por José Martí. Pocos, quizá ninguno hasta ese momento, sabían de José Martí en la encumbrada y lejana capital de la enton- ces república federal de los Estados Unidos de Colombia. A algunos, que viajaban de tiempo en tiempo a Nueva York, por placer o por negocios, y que no dejaban de visitar el famoso balneario, les pareció, al leer la crónica del señor Martí, que la fastuosidad y el atractivo de Coney Island pasaban tal cual ante sus ojos. Aquello era una descripción pictórico literaria en la que el escritor trans- forma las palabras y las frases en auténticos paisajes; pero además, y principalmente, era el examen profundo de una nación que ame- nazaba aplastar al mundo con su opulencia gigantesca. A otros, que no conocían Coney Island, la prosa de Martí les impactó de un modo diferente. Como un descubrimiento de esos que se encuentran sin buscarlos. La prosa ágil, elaborada, de refinado estilista, a la par plena de ideas y de pensamientos, le mostró a la generación en ciernes que había una nueva manera de escribir, una forma distinta y renovadora de auscultar el mundo con la palabra. Quien mejor asimiló en Colombia la prosa de José Martí, y creó con ella su propio estilo, fue José Asunción Silva, desde el momento mismo en que leyó en La Pluma, sobresaltado por la emoción, la crónica sobre Coney Island. A partir de aquel diciembre de 1881, los periódicos bogotanos, así como los de Cartagena, Barranquilla, Panamá, Cali, Medellín, y otras ciudades, estaban atentos a las revistas extranjeras, en especial las editadas en español, que proliferaban en Nueva York, con artículos de José Martí, para anticiparse a reproducirlos, dado el interés enorme que la citada crónica había suscitado en los lectores. Al año siguiente el diario La Reforma toma, de La Opinión Nacional de Caracas, un nuevo artículo de Martí, que levanta el entusiasmo de los futuros modernistas de la literatura en Colombia. Crónica sobre los sucesos culturales y artísticos de Europa, con una información tan amplia y deta- llada, que se diría escrita por alguien que llevara varios años de residir en el viejo mundo. Sin embargo esa capacidad plástica de crítica parecía innata en Martí, como lo anota su biógrafo Luis Toledo Sande: “Sus inquietudes artísticas lo llevaron a ingresar el 15 de septiembre [de 1868], en la clase de dibujo elemental en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de San Alejandro, de La Habana. El 15 de octubre ya la había r e v i s t a r e v i s t a  