con frecuencia olvidan. Me refiero a indicadores que en
sus tendencias actuales, contradicen las políticas hasta aho-
ra encaminadas a la superación de la pobreza. Al respecto
deben valorarse el persistente estancamiento en los Índices
de la marginación, mendicidad, el crimen y los obstáculos a
la emancipación y a la integración social de género o de los
discapacitados, o la integración racial. En su estado actual
en el Ecuador, estos últimos impactan negativamente, sobre
esfuerzos de las autoridades por extender la modernidad a
todos los segmentos poblacionales.
En relación con la medición de la modernidad en el
Ecuador, existe el problema metodológico de cómo evaluar
sus progresos. En términos cuantitativos no siempre los da-
tos podrán reflejar con exactitud, ni sustituirán en rigor a
los análisis cualitativos, pero sí pueden considerarse cifras
que reflejan tendencias. Tales son los usuales índices que
registran avances educacionales, u otros como son los
aumentos en cantidades en la composición de los nuevos
técnicos, profesionales, artistas y científicos."
A pesar de los esfuerzos y logros el análisis de los
mencionados indicadores, muestran que la modernidad en
el Ecuador es un tema pendiente del nivel de desarrollo.
En la ciudad de Guayaquil se evidencia cómo los enormes
progresos en materia urbanística, registrados en las última
dos décadas, contrastan con los bajos índices que hablan
de modernidad.
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También existen otras señales para valorar el estado de la moderni-
dad, las constituyen los indicadores que muestren saltos en la agilidad, la ética
y eficiencia de las administraciones públicas; la estructura del tiempo libre:
títulos y cantidad de libros vendidos; los niveles registrados de nuevos artis-
tas, deportistas, científicos y autores nacionales con obras editadas; también
se evidencia observando los flujos de asistencia de público a las bibliotecas,
teatros galerías, salas de arte, etc.
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