Revista Cantera CANTERA 9 | Page 17

forma de reivindicar un lenguaje propio . Ante el entusiasmo general , Alberto supo que no podría contravenir ni postergar esa iniciativa , así que como último recurso retórico y pantomímico nos enfrentó a todos con solemne actitud diciendo que había llegado la hora decisiva .
Se dirigió entonces a un armario que estaba en la penumbra de un rincón . Pensé que nos daría un vestuario especial para los días festivos o que sacaría de una jaula el animal representativo de la fauna del país ; pero lo que allí había , dentro de cajas de cartón y bolsas plásticas , era un pequeño parque de armas compuesto de diez fusiles , una metralleta , once pistolas , varias cajas de municiones , algunas granadas de mano y una trompeta . “ Todos mis ahorros están en este baúl ”, se limitó a decir Alberto con orgullo mientras colocaba el armamento sobre la capital . La actitud de Alberto provocó una mueca de desprecio en Tobías , secundada por una risita nerviosa de Marisela . No obstante , fue Tobías el primero que se entusiasmó a apertrecharse con el equipo militar y fue él también quien celebró con sonoras carcajadas que la mayoría de las armas eran de utilería . Alberto explicó que ello se debía en parte para confundir al enemigo y también porque no le había alcanzado la plata . Solo tres pistolas son de verdad , puntualizó .
Cuando yo mismo palpé y verifiqué que en efecto eran imitaciones de juguete , sentí primero un gran alivio seguido de un eléctrico temor que me recorrió el cuerpo al caer en cuenta que éramos cinco locos con armas de plástico sin saber aún muy bien qué íbamos a hacer con ellas .
Es lo que tenemos por ahora , dijo Alberto . Y qué se supone que vamos a hacer con esto , preguntó Marisela , al tiempo que devoraba la uña de su dedo índice izquierdo . Solo hay que estar preparados y alertas , nos dijo Alberto con un dejo de decepción pues éramos incapaces de comprender sus previsiones .
Los días siguientes transcurrieron con cierta pesadez , como si el vínculo de amistad inicial se hubiese oscurecido por un nuevo flujo de relaciones artificiosas que si bien no estaban claras del todo , tejían un biombo de seda entre nuestra original camaradería . La calidez de los primeros días de Fénnelly se fue enfriando , al punto que se canceló dos veces la primera reunión extraordinaria convocada por Alberto quien pretendía dar instrucciones sobre en qué circunstancias deberíamos usar los uniformes .
Algo de la comunión inicial se recuperó durante la celebración del primer mes aniversario de Fénnelly donde el vino y los espaguetis almendrados crearon la atmósfera propicia para inspirarnos hacia nuevos rumbos . Andreína planteó diseñar un sitio web que fuera creando algo de intriga y Tobías retomó el asunto del almanaque , pero esta vez inspirado en el calendario Republicano francés . Alberto se mantuvo muy reservado en la reunión pero con una disposición aprobatoria que no le habíamos visto desde antes de inventar Fénnelly . Hasta Marisela y Andre improvisaron un baile que fue decretado de inmediato como la danza oficial de Fénnelly .
Pero el ánimo festivo se interrumpió cuando Tobías quiso pasar revista al armamento y se encontró con un candado en el armario . Alberto fingió que no recordaba donde había puesto la llave , pero la insistencia de todos lo hizo confesar que las armas las había mudado de lugar por razones de seguridad . En efecto , cuando abrió el armario ni siquiera estaba la trompeta .
Tobías abandonó Fénnelly con un sonoro golpe de puerta . Nadie trató de retenerlo , pero sin duda la fiesta había acabado . Sin mayor referencia al incidente Alberto nos animó a recoger las botellas vacías y a ordenar la habitación mientras nos daba una charla sobre la rentabilidad del reciclaje como modelo económico para Fénnelly .
Al día siguiente , muy temprano en la mañana , Tobías retornó al país de buen talante , como si el episodio del día anterior no hubiese tenido mayor importancia . Me parecía que olía a gasolina o a excremento seco . Me lo encontré de salida , y me dijo que lo esperara mientras buscaba su maletín de trabajo y se lavaba la cara con agua .
En el ascensor le confesé que me iría de Fénnelly esa misma tarde y que nadie lo sabía aún . Mandaré a buscar mis cosas con alguien , no me gusta el asunto de las armas , y las almendras me dan cagantina , fue toda la explicación que le di a mi compatriota . Con una sonrisa tranquilizadora en su vertical expansión pero macabra en las comisuras , Tobías me señaló que ese no era el camino , que durante la madrugada pensó en desertar , pero que el reflejo de un charco de aceite le reveló la estrategia correcta : Hay que fundar otro Fénnelly . Explicó que la discreción sería la mejor arma pues el Fénnelly que crearíamos estaría justo dentro del Fénnelly original . Es perfecto , sólo tú y yo lo sabremos , ya estamos infiltrados , sólo debemos esperar con paciencia para dar el golpe perfecto y tomar Fénnelly ; mira aquí tengo el mapa de Fénnelly dentro de Fénnelly , nos estableceremos en la capital y estallaremos desde el centro .
Cuando el ascensor se abrió en planta baja Andreína y Marisela , tiernas y frágiles , conversaban en el lobby del edificio ; sentí que se acaban de dar un beso o más bien deseé que eso hubiese ocurrido , y también imaginé que en ese justo instante Alberto se masturbaba en Fénnelly envuelto en nuestra blanca bandera nacional .
Seguí de largo mientras Tobías se demoraba con Andre y Marisela ; creí escuchar que él se disculpaba por su actitud de anoche . Al cerrarse la reja del edificio a mis espaldas conjeturé que una vez que Tobías inaugurara su propio Fénnelly las chicas crearían otro más minúsculo dentro del de Tobías donde apenas si cabría un perro pero sin su dueño . Al voltear en la esquina y mirar hacia mi país pude ver como una columna de humo se alzaba firme hacia el sol que tenía un particular brillo plateado esa mañana .
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