Revista Caminantes 003 - Octubre 2014 | Page 69

A poco más de 100 metros de la plaza, se escuchaba la música entonada por la banda “Miraflores” del cantón 24 de Mayo, y al maestro de ceremonia invitar a la población a que pase a la misma, culminando su intervención con un “Y que viva Jipijapa!”, gritado a todo pulmón. Al rededor de esta plaza portatil -supongo que es porque se arma y desarma en cuestión de unas cuantas horas y en cualquier lugar- se apreciaban los vendedores ambulantes, quienes ofrecían todo tipo de alimentos preparados y todo tipo de recuerdos y sourvenirs relacionados con el rodeo: sombreros, botas, cinturones, chalecos, accesorios en cuero etc. También se observaban los camiones desde los que descendían los caballos, toros y demás cuadrúpedos que participarían de la competencia posteriormente. Una vez adentro, y luego de esperar un poco más de una hora, se daba inicio al rodeo montubio, con una plaza completamente llena. Los primeros en salir al ruedo fueron los payasos toreros, quienes con arriesgadas maniobras y volteretas trataban de torear a una vaca y arrancaban gritos y risas de los espectadores. Luego vinieron “los compadres” y “la comadrita”, cómicos que con sus picardías y chistes un poco subidos de tono, también alegraron la tarde. La competencia empezó con la elección de la Criolla Bonita y Señorita Rodeo, elegidas por su belleza y destreza para dominar al cuadrúpedo, respectivamente. A continuación se escoge a la hacienda mejor uniformada y luego de esto empiezan los diferentes concursos, en los que los jinetes hacen su entrada en medio de maniobras y trucos con los caballos, entre estos la monta en cepo, el caracoleo, el lazo y el pial, y el más esperado y peligroso a la vez, la monta del toro. Sin duda un verdadero espectáculo. El rodeo se originó en el día a día del montubio, cuando en las haciendas, en época de verano, los vaqueros arreaban el ganado y procedían a las faenas del herraje, la doma y captura del ganado y acémilas. El primer rodeo montubio se llevó acabo en el Recinto Junquillal, ahora Parroquial Salitre, en el año de 1952. 69