Revista Caminantes 003 - Octubre 2014 | Page 51

Misteriosa, enigmática y primitiva, así es la Isabela, de las Islas Galápagos. Por: Karla Morán González En los primeros años de escuela me enseñaron sobre su riqueza natural, la historia de la llegada de Charles Darwin y su teoría de la evolución y las especies que la habitaban, despertando en mí una ferviente curiosidad por conocerlas, no sé cuál es la mejor edad para hacerlo, lo que sí puedo asegurar es que cuando eres adulto y vives presionado por el estrés que muchas veces causan los avatares de la vida, conocer Galápagos es lo mejor que te puede pasar. Tal vez puede sonar trillado, pero el contacto con la naturaleza en sus paradisiacas playas y los lugares recónditos que tienen las islas te recargan y hace considerar que puedes sentirte pleno con muy poco. Podría escribir largos párrafos, sobre los lugares que vas a encontrar y lo que vas a ver, pero solo voy a transmitir lo que causó en mi conocer una isla en especial, Isabela, llamada así en honor de la Reyna Isabel I de Castilla, es la isla más grande del archipiélago con 2200 habitantes y muchos lugares que conocer y asombrarse. Conocí la isla Isabela hace un par de años, pero por conocidos sé que no ha cambiado mucho, es más sigue igual y me parece que es lo mejor; estas islas no pueden aspirar al crecimiento de las ciudades ya que su eco-sistema desaparecería, las personas que han llegado a vivir en ellas se acoplan a su entorno. Isabela, a diferencia de las otras dos islas importantes como San Cristóbal y Santa Cruz, conserva su estado natural, sus calles siguen siendo de arena y eso es parte de su encanto, no hay muchos automóviles, son contados los que lo poseen y sus habitantes se movilizan en bicicleta o simplemente caminan; tiene una dinámica peculiar, a las 9 de la noche no es muy común ver gente, en sus solitarias calles, las tenues luminarias parecen apagarse a medida que avanza las horas, casi todos se conocen y en las mañanas los muelles y operadoras se llenan de turistas, que van y vienen de y hacia las otras islas. 51