rrales marinos, que son estructuras de piedra hechas en la arena, y que tienen la forma de piscinas
semicirculares. Estos se pueden apreciar de mejor manera en bajamar.
Se cree que los corrales marinos fueron construidos hace miles de años, por los habitantes de
aquella época, quienes los usaban para atrapar peces, moluscos, langostas, pulpos, etc., cuando
la marea subía, de esta manera no tenían necesidad de adentrarse mar adentro a pescar. Se han
podido ubicar en Ligüiqui cientos de estos corrales, que actualmente se siguen usando.
El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) quiere lograr que se declare a los corrales marinos como Patrimonio de la humanidad en peligro de extinción, además de precautelar que cualquier proyecto que se realice en la zona debe estar enfocado en la preservación de los mismos y
no destruirlos. En Camerún y en las Islas de Chiloe (Chile) también se han encontrado este tipo
de corrales y guardan cierta similitud, en cuanto a su construcción se refiere, con los encontrados
en Ligüiqui.
PROYECCIÓN DE LA COMUNA HACIA EL FUTURO
Lo rescatable de esta comunidad es la gestión que se está realizando para preservar esta riqueza
histórica, cultural y natural que tienen. Leonardo Alonzo Zambrano, un joven de 25 años, nativo de Ligüiqui, egresado de turismo y guía de la reserva ecológica de Pacoche, está al frente de
esta iniciativa junto a Blanca Parrales Pachay, presidenta de la Comuna. Desde muy corta edad,
Leonardo, junto con otros amigos, jugaban en los basurales y surgió la idea de empezar a guardar
todo tipo de cerámicas, usos y demás objetos que iban encontrando. Una vez adultos, tomaron
conciencia de lo encontrado y de lo que tenían en la zona y empezaron a cuidar de que los huaqueros no saquearan y destruyeran aquel patrimonio.
La comuna tiene como objetivo lograr la construcción de un museo in situ, puesto que está asentada sobre restos arqueológicos. Los jóvenes están dejando a un lado las faenas de pesca para
dedicarse a estudiar para desarrollar y poner en marcha un turismo comunitario, sustentable y
en armonía con el miedo ambiente, incluso algunos sueñan ya con ser arqueólogos. También se
espera lograr que esta zona sea declarada como zona protegida por el Ministerio de Ambiente,
ya que en las playas de Ligüiqui anidan tortugas y de junio a septiembre de cada año se observan
a poca distancia de la costa, a las ballenas jorobadas.
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