Revista Caminantes 002 - Septiembre 2014 | Page 47
hasta un paisaje con papagayos y palmeras
incluidas del marfil vegetal sin omitir ningún
detalle.
Uno de estos creativos artesanos es Carlos Román, quien me cuenta un poco la historia de
cómo en esta comunidad se involucraron en la
transformación de la tagua y la evolución que
en todos estos años ha tenido la técnica para
mejorar los productos día a día.
Primero hay que aclarar que en la comunidad
de Sosote no hay taguales, toda la materia prima que utilizan la compran en los centros de
acopio en el puerto de Manta en su estado natural. Esta aventura empezó hace aproximadamente unos 19 años, dos hermanos de apellido
Cobeña regresaron a la comunidad de Sosote,
después de haber trabajado en Guayaquil, en
un taller donde realizaban ornamentos en coral, los mismos que eran exportados al exterior,
al no poder continuar trabajando en ese material que es extraído del océano se arriesgaron
a usar la misma técnica con la tagua, hasta
ese entonces utilizada para la fabricación de
botones.
Del taller que iniciaron estos dos emprendedores se sumaron más jóvenes que aprendieron
el oficio y de forma organizada y unida lo han
mejorado y perfeccionado, muchos años han
pasado y Sosote actualmente cuenta con 60
talleres, son microempresas familiares donde
cada uno de los miembros tiene una función,
eso garantiza que este oficio no va a desaparecer, esposa , hijos, sobrinos, todos saben el laborioso proceso que lleva convertir una semilla
dura y blanca en una diminuta cuenta de colores brillantes con la cual se podrá realizar un
sin número de diseños en bisutería y esculpir
pequeñas figuras. Hay que destacar algo muy
importante estos artesanos han sido autodidactas, perfeccionaron la técnica con iniciativa
propia y de la misma forma han buscado apoyo
de algunas entidades gubernamentales, que les
han capacitado en temas como la implementación de equipos que disminuyen la polución
ocasionada por el polvo de la tagua.
Su comercialización se da principalmente en
ferias artesanales, nacionales e internacionales, el extranjero se asombra mucho de la cali-
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