Revista Caminantes 002 - Septiembre 2014 | Page 65
Imposible no aprovechar aun sorprendo a los
amigos con mi Longines, una réplica perfecta a
la cual solo cambié la pila una vez! Y lo adquirí por USD 60. Una gran puerta con símbolos
orientales de cuatro metros te da la bienvenida
a este mundo de invitación a comprar más de
lo que necesitas y otra similar es el fin de tu
recorrido y como en cualquier parte el mundo,
cercanas están miradas coquetas que no necesitan el malayo o el inglés para ofrecerte un
encuentro de lujuria y pasión… yo paso…
La Mezquita nacional de Malasia es otro sitio
para conocer, un mundo de costumbres diferentes más allá de la oración, sorprende lo lujoso
de su decoración y lo estricto de los protocolos
a cumplir, un bata color lila, se coloca sobre la
ropa convencional de un turista y los zapatos
quedan en “prenda”, en un sitio donde pueden
reunirse hasta 14 mil personas para ofrendar
su devoción a Alá.
El Palacio Nacional (Istana Negara) es una
construcción amarilla muy vistosa y la residencia oficial del Yang di-Pertuan Agong Rey de
Malasia, establecida en una ladera de la colina
de Bukit Petaling se puede ver el río Klang. La
presencia de turistas de todo el mundo es permanente, el cambio de guardia incluye jinetes
a caballo que permiten registrar las fotos con
facilidad.
Un complejo extraordinariamente bello y amplio es el Monumento Nacional (Tugu Negara)
que recuerda a los soldados caídos en la lucha
por la libertad de Malasia, la historia registra
la ocupación japonesa durante la Segunda
Guerra Mundial, una mezcla de agua, arquitectura, vegetación, cerámica y escultura.
Y te faltará tiempo para estar en el Mercado
Central, la Pequeña India, el Triángulo de Oro,
a la Plaza de la Independencia al Acuario y a
los grandes centro comerciales donde lo único
que te hace falta es más dólares!!!
Una ciudad que maneja otros tiempos te va
consumiendo tu estadía a velocidad, el cambio
de horario se remplaza con la emoción de estar
en el primer mundo para un “chagra” del tercer
mundo, que confirma que en medio de todo,
los seres humanos somos iguales en cualquier
parte, a veces alegres otras tristes, silenciosos
por momentos y otra muy elocuentes, consumidores en potencia, religiosos y llenos de simbolismos.
Pero a la final humanos y que claro, más allá
del poder económico, como en las grandes ciudades, lejos del centro financiero y comercial,
también están pobres pidiendo monedas para
comer, otros van apretados en buses urbanos,
también hay quienes se juegan la vida en triciclos, comiendo tortillas con carne muy picante,
empleados viviendo en departamentos multifamiliares pequeños y secando la ropa en los
balcones…
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