allá!, y esta vez ahí estaba el chorro blanco
que hacen al exhalar el aire de sus pulmones
por el nostrilo. ¡Que emoción!, todos se levantaron casi sin pensar para poder verlas, pero
tuvimos que volver a la calma para que no se
mueva la panga, esperamos y parecía que nos
esquivaba, seguimos y nos quedamos esperando hasta que agarraron confianza, ya no era
una eran dos, luego tres y nos rodearon cinco,
jugaban, saltaban, nos daban la vuelta y nosotros tratando de tomarles fotos, estábamos
a 300 metros de distancia, no muy cerca para
no espantarlas.
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