Revista Caminantes 001 - Agosto 2014 | Page 51

Seguimos el curso del río Buenavista, entre el camino y el lecho rocoso del mismo, hacia un inhóspito paraje, un acantilado formado por los cerros Come Pavo, El Zapote y Juanaso. Luego de atravesar una espesa vegetación arbustiva y achaparrada, muyuyos y árboles de algarrobo, guayacán, ceibos y matapalo, llegamos a la Comunidad de Agua Blanca. El primer punto de interés turístico que encontramos al paso fue el balneario, aquí paramos a degustar unos deliciosos corviches y maduros preparados por los comuneros y posteriormente pasamos a tomar un baño reparador en la pestilente pero muy saludable agua azufrada de la laguna. Luego nos dirigimos al centro del pueblo, específicamente al museo, para ponernos en contacto con la persona encargada del área de camping, pues ya estaba un poco tarde y teníamos que armar el campamento. El área adecuada para quienes quieran ir a hacer camping se encuentra a menos de 500 metros del centro del poblado, pasando el río, la misma está cercada para evitar que ingresen animales y se encuentra limpia de maleza. Cuenta además con una letrina, con áreas para instalar las carpas, para hacer fogatas y te proveen la leña necesaria y seguridad para poder tener una bonita experiencia en medio del bosque seco, y todo esto por un módico valor. En caso de no haber llevado carpa, aquí también te la proveen. Un poco antes de que cayera la noche, estaba instalado el campamento. Los últimos rayos de sol se filtraban entre los árboles y el continuo trinar y gorgojeo de las diferentes especies de aves alegraban el ocaso del día. Cada uno iba desempeñando tareas previamente asignadas, encender la fogata, preparar la merienda, hacer una ronda y vigilar el perímetro, distribuir el 51