al año, solo por 15 días, sus
flores rojizas dan paso a la
mazorca que guarda semillas
y filamentos parecidos al algodón, cubriendo sus largas
y delgadas ramas de copos
blancos, dejando una estela
de esta fibra en el ambiente,
sus semillas se esparcen con
el viento y en viveros una de
estas brota en cinco días y en
seis meses está lista para ser
trasplantada en su hábitat, el
Bosque Seco, pueden llegar a
medir hasta 40 metros de alto.
Cronología del ceibo
La manera de recordar la tierra, valga aquí la trillada frase, “que te vio nacer”, cuando
ya no vives en ella, es evocar
en tu memoria, lugares, comida, modismos, olores e imágenes que te transporten a ese
entorno, revivir la emoción y
el sentido de pertenencia te
genera una sensación de calidez. Una de esas imágenes
que me han acompañado desde que era niña y viajaba por
las carreteras de la costa manabita, es la del ceibo, ese árbol gigante, verde y frondoso,
que tiene caprichosas formas
y transmite un misterio ancestral, cuando me entere que
podían vivir hasta 400 años,
tenía la certeza que muchos
de ellos eran mudos testigos
de nuestra historia y cómplices de ella.
Su floración se da una vez
Muchos alcanzamos a disfrutar de las bondades de su fruto, recuerdo cuando de niña
dormía en la casa de mi abuela
en un colchón de lana de ceibo, cuentan historiadores que
los aborígenes elaboraban artículos similares con esta fibra
y todavía podemos encontrar
almohadas hechas de este material en algunos sitios de la
provincia de Manabí.
En el Ecuador los podemos
encontrar en la provincia de
Loja en los Bosques de Macará y Zapotillo, El Oro, Guayas
y Manabí, en esta última es
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