Revista Caminantes 001 - Agosto 2014 | Page 37

Soy amigo de los perros (salvo de uno y no sé porque motivo) cada tanto no voy solo, me acompañan en un jugueteo interminable, buena terapia poner un nombre que los identifique allí están: negro, pecas, sucio, zambo y otros. Mis sentidos están más agudos y percibo el aroma del culantro, perejil y de la manzanilla, claro además de envolverme mágicamente el del eucalipto y el pino en cierto trechos donde son compañeros de ruta. La primera preocupación al entregar el carro era cuando se lo remplazaría, ahora es volver a pensar en todo lo que está alrededor de un auto: mantenimiento, mecánico, gasolina, repuestos, mal genio matutino, velocidad por no retrasos, riesgos innecesarios, control del aire agua y batería, hoy sé que llego a la hora prevista, por que tengo medido hasta los pasos 4.865 me separan de la puerta de mi casa a la de la institución educativa donde soy docente. Y claro el mejor momento para preparar responsablemente la clase, es ese caminar, comprender de otra forma la vida por tanto la cátedra, me permite ser de nuevo caminante, pensar en una nueva forma de trabajar con los estudiantes, implementar una idea de negocio, repasar una conferencia, volver a cantar, todo ha sucedido en ese caminar, tener la práctica sana de respirar también se retomó y los medicamentos para el colesterol y los triglicéridos se quedaron en la botica pues cumplo además el inefable “tienes que hacer ejercicio todos lo días”, que te dice el médico. Doy gracias por tener dos piernas que me trasladen me hagan sentir vivo y bendecido! y ahora más que nunca y no se trata de nunca más volver a tener un vehículo sino de saber que se puede vivir sin auto que no hay demasiado drama en tomar un bus, caminar bajo la lluvia y tomar un taxi donde el que sufre manejando con el tráfico es otro mientras tú lees un buen libro. Soy caminante sí!!! Un ciudadano del universo que ensucia los zapatos con tierra fértil, que se llena de polvo su ropa luego de que un urbano aceleró su carro, que levanta la mano y saluda a sus vecinos, que apagó el ipod para escuchar el viento, los pájaros, una motosierra que corta un árbol viejo, el murmullo de la gente, la música chichera del albañil que construye la casa del pelucón, mis pasos… pero sobre todo escucho el latir de mi corazón, siento el calor de mis ideas y de mi alma como nunca antes lo había hecho!. Página opuesta: Paisaje de la campiña de Riobamba. Ricpamba (en Quichua, llano por donde se va). Campo de manzanillas. Esta página: Cementerio Batán. 37