Soy amigo de los perros (salvo de uno y no
sé porque motivo) cada tanto no voy solo, me
acompañan en un jugueteo interminable, buena terapia poner un nombre que los identifique
allí están: negro, pecas, sucio, zambo y otros.
Mis sentidos están más agudos y percibo el
aroma del culantro, perejil y de la manzanilla,
claro además de envolverme mágicamente el
del eucalipto y el pino en cierto trechos donde
son compañeros de ruta.
La primera preocupación al entregar el carro
era cuando se lo remplazaría, ahora es volver
a pensar en todo lo que está alrededor de un
auto: mantenimiento, mecánico, gasolina, repuestos, mal genio matutino, velocidad por no
retrasos, riesgos innecesarios, control del aire
agua y batería, hoy sé que llego a la hora prevista, por que tengo medido hasta los pasos
4.865 me separan de la puerta de mi casa a la
de la institución educativa donde soy docente.
Y claro el mejor momento para preparar responsablemente la clase, es ese caminar, comprender de otra forma la vida por tanto la
cátedra, me permite ser de nuevo caminante,
pensar en una nueva forma de trabajar con los
estudiantes, implementar una idea de negocio,
repasar una conferencia, volver a cantar, todo
ha sucedido en ese caminar, tener la práctica
sana de respirar también se retomó y los medicamentos para el colesterol y los triglicéridos
se quedaron en la botica pues cumplo además
el inefable “tienes que hacer ejercicio todos lo
días”, que te dice el médico.
Doy gracias por tener dos piernas que me trasladen me hagan sentir vivo y bendecido! y ahora más que nunca y no se trata de nunca más
volver a tener un vehículo sino de saber que
se puede vivir sin auto que no hay demasiado
drama en tomar un bus, caminar bajo la lluvia
y tomar un taxi donde el que sufre manejando
con el tráfico es otro mientras tú lees un buen
libro.
Soy caminante sí!!! Un ciudadano del universo
que ensucia los zapatos con tierra fértil, que se
llena de polvo su ropa luego de que un urbano
aceleró su carro, que levanta la mano y saluda
a sus vecinos, que apagó el ipod para escuchar
el viento, los pájaros, una motosierra que corta un árbol viejo, el murmullo de la gente, la
música chichera del albañil que construye la
casa del pelucón, mis pasos… pero sobre todo
escucho el latir de mi corazón, siento el calor
de mis ideas y de mi alma como nunca antes lo
había hecho!.
Página opuesta: Paisaje de la campiña de Riobamba. Ricpamba (en Quichua,
llano por donde se va). Campo de manzanillas.
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