ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aula Magna Nº 14
La propuesta de “En torno a la misma mesa”
Desde los tiempos del Concilio Vaticano II, muchos católicos laicos,
que pugnan por encontrar un nuevo espacio dentro de la Iglesia, han
venido realizando un esfuerzo por hallar su identidad.
Las razones son obvias. Antes de aquel histórico acontecimiento
eclesial, existía la idea de que sólo los sacerdotes y los religiosos
“tenían vocación”, como solía decirse, en tanto que los miembros del
laicado no habían recibido ninguna llamada específica en sus vidas.
“Afortunadamente, para cuando llegó el momento de la clausura del
Concilio esta concepción errónea estaba ya corregida, y el laicado, al
menos en teoría, había sido devuelto a su debido lugar en la Iglesia.
A partir de entonces, se ha trabajado mucho en la línea de clarificar la
identidad de los laicos y su función en la Iglesia. Cueste lo que cueste,
ésta es una tarea que hemos de llevar a buen término, porque los
documentos conciliares son absolutamente diáfanos a este respecto:
la llamada a la santidad es universal; por la gracia del bautismo todos
y cada uno de nosotros tenemos parte activa en la única misión de la
Iglesia, que es la de proclamar el Reino de Dios y su inmanencia.
En los años posteriores al Concilio, no pocas personas que trataban
de resolver la cuestión de su identidad hallaron en el carisma de una
u otra congregación religiosa un puerto seguro. También los religiosos
y religiosas iban tomando conciencia de que los carismas que habían
inspirado a sus institutos durante tanto tiempo eran, en realidad,
dones de Dios para toda la Iglesia.
El documento En torno a la misma mesa – La vocación de los laicos
maristas de Champagnat contribuirá en gran manera a iluminar
nuestros diálogos sobre la vocación del laicado en la Iglesia. Y, lo que es
más importante, nos ayudará a todos a dar pasos decididos hacia una
mayor estima del papel relevante que el laicado marista desempeña
hoy al compartir con los hermanos la vivencia del carisma y el impulso
apostólico que vino a nuestra Iglesia a través de san Marcelino
Champagnat.
En el documento, elaborado por los miembros de la comisión
redactora, se incluyen las reflexiones de un grupo mucho más amplio
de laicos maristas. Su contenido se basa también en la experiencia
diaria vivida por hombres y mujeres procedentes de todas las partes
del Instituto. Todo ello da al texto un sabor rico e internacional; los
múltiples testimonios personales que jalonan estas páginas llevan al
lector a sentir más cercanos los temas presentados.
Dios ha suscitado, visiblemente, en nuestros días vocaciones de
laicos maristas. Ellos encontrarán en este opúsculo una guía que les
ayudará a apreciar, cada vez más, el regalo que han recibido de Dios, y
les brindará la oportunidad de analizar en profundidad al menos tres
elementos que caracterizan significativamente su llamada: misión,
espiritualidad y vida compartida”10.
La llamada del XXI Capítulo General
Después de señalar las circunstancias más externas, para el manejo y
comprensión del documento, el texto dice:
“El núcleo de la llamada del Señor al Instituto marista, tal como lo
percibió la asamblea capitular, se encuentra formulado de distintas
maneras en la “Llamada fundamental”, tratando de usar distintos
lenguajes para expresar una vivencia colectiva muy profunda: a través
de un lema en imperativo, que se pone en boca del Señor; a través de
un texto algo más desarrollado, que explica el lema; a través de las
imágenes de María y Champagnat que se ponen en camino, de prisa; y
finalmente a través de una oración a Mar