ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aula Magna Nº 17
2. El segundo elemento es el siguiente: Caminar desde Cristo significa imitarlo en el salir de sí e ir al encuentro del otro. Cuanto más
te unes a Jesús y él se convierte en el centro de tu vida, tanto más te hace Él salir de • mismo, te descentra y te abre a los demás…
Y ésta es la tarea del Catequista: salir con•nuamente de sí por amor, para dar tes•monio de Jesús y hablar de Jesús, predicar a
Jesús. El corazón del catequista vive siempre este movimiento de «sístole y diástole»: unión con Jesús y encuentro con el otro. Son
las dos cosas: me uno a Jesús y salgo al encuentro con los otros. Si falta uno de estos dos movimientos, ya no late, no puede vivir.
El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la fe, y lo da como don a los otros. Y esto es hermoso. No se trata
de un negocio. Es puro don: don recibido y don transmi•do.
3. Y el tercer elemento –tres– va siempre en esta línea: caminar desde Cristo significa no tener miedo de ir con Él a las periferias.
Aquí me viene a la memoria la historia de Jonás, una figura muy interesante. Jonás es un hombre piadoso. Tiene todo claro: la
verdad es ésta. Es inflexible. Por eso, cuando el Señor lo llama y le dice que vaya a predicar a Nínive, la gran ciudad pagana, Jonás
se resiste. Nínive está fuera de sus esquemas, se encuentra en la periferia de su mundo. Y entonces huye, se va a España, escapa...
Para permanecer con Dios, hay que saber salir, no tener miedo de salir. Si un catequista se deja ganar por el temor, es un cobarde;
si un catequista se queda impasible, termina siendo una estatua de museo: ¡y tenemos tantos! ¡Tenemos tantos! Por favor, nada
de estatuas de museo. Si un catequista es rígido, se hace apergaminado y estéril… una Iglesia, un Catequista que se atreva a correr
el riesgo de salir, y no un catequista que estudie, sepa todo, pero que se quede encerrado siempre: éste está enfermo. Y a veces
enfermo de la cabeza…
Una de las periferias que más dolor me causa y que vi en la diócesis que tenía antes, ¿saben cuál es? La de los niños que no saben
san•guarse. En Buenos Aires hay muchos niños que no saben san•guarse. ¡Ésta es una periferia! Hay que abordarla. Jesús está ahí,
y te espera, para ayudar a ese niño a san•guarse. Él siempre nos precede.
Queridos catequistas, se han acabado los tres puntos. ¡Siempre caminar desde Cristo! Les doy las gracias por lo que hacen, pero
sobre todo porque están en la Iglesia, en el Pueblo de Dios en camino, porque caminan con el Pueblo de Dios y tengamos la audacia
de trazar nuevos caminos para el anuncio del Evangelio.
Que el Señor les bendiga y la Virgen les acompañe. Gracias.
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