Revista Asociación de Cirujanos Guatemala Revista 2019 | Page 9
Reseña Histórica de la Viruela.
la forma de llevar hacia las Américas el virus vivo y
activo. Hago mención de este hecho histórico que
muy pocos conocen, ya que fue un honor que un
médico guatemalteco fuera consultado por el Con-
sejo de Indias para tan importante acontecimiento
de trascendencia mundial, ya que hasta donde sabe-
mos la corona española fue la única que se preocupó
en enviar el virus de la vacuna a sus colonias de ul-
tramar. Flores sugirió, resumiendo lo más importan-
te, que dos naves portando vacas con viruelas verda-
deras y niños que llevaran inoculado en sus brazos
el pus vacuno “vacunados” lo cual se efectuaría en
relevos. Además, que se llevara el pus en cristales
bien protegidos a cargo de médicos, para que estos
cuidaran de ellos, además de cuidar a los portadores
humanos, y que a su vez enseñaran a los locales a
practicar la sencilla forma de “vacunar”, al igual que
lo habían hecho con la “inoculación” de viruela. El
Consejo de Indias aprobó las recomendaciones de
Flores el 22 de marzo de 1803. El Doctor Flores no
aceptó la dirección de esta expedición.
En su lugar fue designado el Dr. Francisco Javier de
Balmis, quien se ofreció, en compañía de un equi-
po de médicos, practicantes y enfermeros, así partió
del puerto de La Coruña con 22 huérfanos de la casa
de espositos (huérfanos) de Santiago, al cuidado de
la rectora Isabel López Gandalla. Así fue como el 30
de noviembre de 1803, dio inicio la Real Expedición
Marítima de la Vacuna hacia los dominios españoles
de América.
Partieron del puerto de La Coruña en la corbeta
“María Pita” de 200 toneladas, la cual iba equipada
además de lo anteriormente mencionado, con ter-
mómetros, barómetros, 2,000 cristales conteniendo
pus vacuno para conservarlo por medio de máqui-
nas neumáticas al vacío, no llevaron vacas. El viaje
estuvo lleno de contratiempos para Balmis, en abril
de 1804 llegó a Mérida de donde envió a Francisco
Pastor con vacuna, llevando una carta y cinco ejem-
plares del Tratado Histórico y Práctico de la Vacuna,
para la Audiencia de Guatemala.
Conocedores de la noticia de la llegada de la expedi-
ción a México, los médicos guatemaltecos trataron
infructuosamente de obtener el virus. Destacamos
aquí la intervención del guatemalteco Don Ignacio
Pavón y Muñoz, que residía en Veracruz quien apro-
vechó la llegada de Balmis a Veracruz y su costa (600
pesos) envió una pequeña cantidad del fluido vacu-
no a sus hermanos residentes en la Nueva Guate-
mala.
Los Pavón inmediatamente lo entregaron al doctor
Narciso Esparragoza y Gallardo el que acompañado
del Protomédico José Antonio de Córdova se en-
contraron “con una pequeña manchita del tamaño
de un ala de mosca que posaba sobre una pequeña
porción de hilas” decidieron diluirla, procediendo
inmediatamente a “vacunar” por primera vez en la
Nueva Guatemala al niño Alfonso Wading y cinco ni-
ños más, haciéndoles cuatro piquetazos en el bra-
zo y cubriendo el área con el líquido vacuno. Tal era
la dedicación y entusiasmo de Esparragoza por tal
acontecimiento que decidió irse a vivir a la casa de
familia Wading para poder seguir al instante la evo-
lución del procedimiento, por fin al sexto día apare-
ció la esperada reacción inflamatoria, la vacunación
iniciada el 16 de mayo de 1804 había sido todo un
éxito, con los seis niños que la recibieron.
Luego, en pocos meses, se habían vacunado miles
de persona en todo el Reino de Guatemala, solo en
la capital cuatro mil. La Gazeta de Guatemala, en su
edición de junio reportó en el padrón 13,000 almas
vacunadas y en la de octubre informó: “Por ahora se
dirá que apenas no hay provincia ni partido del Rei-
no donde no se esté bien asegurada la vacunación”.
Cuando Pastor llegó a Guatemala, el 4 de noviembre
de 1804, procedente de Mérida, con la vacuna que
traía la Real Expedición con destino a este Reino,
el programa de vacunación ya había sido realizado
de forma exitosa, en todo el Reino de Guatemala.
Inmediatamente se fueron creando las “Juntas de
Vacunación” encargadas de mantener el virus vivo y
aplicarlo a los que no habían sido vacunados y a las
nuevas generaciones. Esta euforia al programa prác-
ticamente desapareció debido a las guerras internas
entre las provincias, las que duraron varias décadas.
Queremos en esta presentación hacer énfasis en la
sagacidad y sabiduría del doctor Flores, quien cono-
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