Revista Asociación de Cirujanos Guatemala Revista 2019 | Page 7
Reseña Histórica de la Viruela,
de 1157 A.C. Hasta su Erradicación en 1979
Dr. Rodolfo Mac Donald Kanter
Presidente ACG 1973-1974
Licenciado en Historia UVDG. Académico de número de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
15 Ave. “A” 11-30, Zona 13. e-mail: [email protected]
Quiero hacer énfasis en la objetividad que debe ob-
servarse cuando se juzgan temas y datos históricos
desde las perspectivas actúales. No debemos caer
en el impulso de juzgar los hechos históricos des-
de nuestra presente temporalidad. Fácilmente se
juzga lo acontecido, por ejemplo, del siglo XVII, con
la mentalidad y los conocimientos de los siglos XX
y XXI, debemos conservar lo lógica y la prudencia,
situarnos y tratar de entender cómo funcionaban
los acontecimientos históricos, en su temporalidad,
antes de emitir juicios sin fundamentos temporales.
La viruela, es una enfermedad infecto- contagiosa,
desconocida para las nuevas generaciones, fue un
flagelo para la humanidad desde tiempos remotos,
y estuvo asociada desde sus inicios con la domesti-
cación de animales, vacas, camellos y otros, quienes
aparentemente eran los portadores del virus de la
viruela, hace más de 3,500 años. La momia de Ram-
sés V, quien murió a los 30 años, 1157 a.c. muestra
en la piel de la cicatrices grandes que recuerdan las
lesiones producidas por la viruela. Esta enfermedad
viral se manifestaba de dos formas, una benigna de
muy baja mortalidad “viruela menor” y la otra “ma-
ligna” de mortalidad muy alta, entre 15 y 25% en
adultos y hasta 60 % en los niños.
Hace más de 800 años chinos, hindúes y habitante
de la Mesopotamia, descubrieron que recibiendo el
pus de una pústula variolosa a través de incisiones
en la piel, o bien ingiriendo las costras de las pústula,
como lo recomendaban los persas, eran una práctica
que producía en el receptor la forma benigna de la
enfermedad y adquiría inmunidad a la viruela de por
vida. El fundamento clínico de esta práctica, se basa
en que la vía respiratoria es la responsable para que
el virus se desarrolle y produzca la enfermedad.
En 1780, el doctor José Felipe Flores introdujo en
Guatemala una de las técnicas aceptadas en Euro-
pa y Asia, la de la inoculación. Recién graduado de
médico, a los 24 años de edad. Flores era un hombre
inquieto y autodidacta, estaba enterado de los lo-
gros obtenidos en Europa con dicho procedimiento.
Obtuvo la autorización legal de la Real Audiencia de
Guatemala para iniciar el programa de inoculacio-
nes, reproduzco textualmente, las instrucciones que
él dicto para el procedimiento:
….“El primero que se aparece en el pueblo con vi-
ruelas de buena calidad se toma con la punta de
una lanceta la materia de una pústula de viruela, de
modo que quede bien embarrada, e inmediatamen-
te se hará en el niño que se va a inocular, un pique-
teo cortadita dirigiendo la lanceta al través del pe-
llejo, y solo en cuanto penetre la cutícula, para que
introduzca el pus, poniendo el dedo encima, para
que al sacar la lanceta detenga la materia y la acabe
de introducir en la heridita… se hará en cada brazo….
no se pondrá nada encima...hasta que se seque, ó
cuage la migaxa de sangre o serosidad…y está con-
cluida la inoculación.”
Varias fueron las personas instruidas para realizar
este sencillo procedimiento, el cual hubo de prac-
ticarse, como requisito, con el consentimiento del
receptor. Siempre hubo personas que preferían “la
viruela de Dios”, sin embargo fue considerable el nú-
mero de inoculados, si se toma en cuenta que era la
primera vez que se realizaba en Guatemala, tal era
el pánico que esta enfermedad había creado en la
población, Flores reportó que después de inocular
a más de 14,000 individuos no tuvo una sola defun-
ción
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