Revista Asociación de Cirujanos Guatemala Revista 2019 | Page 37
Volvería Ser Cirujano?
Cirugía fue el Dr. Eduardo Molina Fuentes, Expresi-
dente de la Asociación. Acompañado de su Staff, fui-
mos muy bien recibidos y recuerdo que la primera
instrucción fue el establecimiento de una relación
médico-paciente absolutamente respetuosa, cono-
cer y llamar a cada uno por su nombre y sin excusa
alguna estar perfectamente enterados de la condi-
ción clínica, ayudas de laboratorio, rayos X y consul-
tas. A cambio recibíamos clases adicionales fuera del
horario obligatorio, instrucción del radiólogo, cirugía
experimental, lectura de revistas y participación ac-
tiva en sala de operaciones habiendo estudiado la
técnica quirúrgica y lo concerniente a prevención
de complicaciones y cuidado postoperatorio al de-
dillo. Reconozco que fue la mejor rotación hospita-
laria como estudiante y aparte del ejemplo recibido
en casa esta experiencia fue clave en mi desarrollo
como médico particularmente en la formación ética.
Regrese allí a mi práctica de Internado.
Creo que la Residencia de Cirugía en el Hospital Ge-
neral San Juan de Dios ha sido una vivencia extraor-
dinaria. Para empezar dados los efectos del terremo-
to de 1976, el hospital tendría gran semejanza con
la serie televisiva MASH. Instalaciones improvisadas
en el Parque de La Industria, no fueron motivo para
detener el desarrollo del programa. En medio de la
guerra por el conflicto interno armado, un país sa-
liendo de la destrucción masiva y tantos otros pro-
blemas, formaban parte del panorama que nos tocó
enfrentar. Nuestro dormitorio era un búnker y nos
rotamos la responsabilidad de llevar la cena durante
los turnos. La mística de trabajo fue única.
Recuerdo en pláticas actuales con ex residentes que
todos los casos que admitíamos durante los turnos,
se debían de resolver en el mismo turno como una
obligación moral auto impuesta. Comprábamos
nuestros catéteres centrales y los guardábamos en
nuestros lockers para perfeccionar nuestra técnica
al requerirlos. Procedimientos como lavados peri-
toneales diagnósticos, pericardiocentesis en heridas
posiblemente cardíacas eran parte de nuestras in-
tervenciones en la emergencia. Hay que tomar en
cuenta que hacer un ultrasonido era un sueño y la
TAC apenas empezaba. Nuestro postgrado a cargo
de los doctores Cesar Solís, Enrique Barillas, permitía
amplia discusión de los casos frecuentemente acom-
pañados de estudiantes externos. Nuestro Club de
Revistas en el auditorio de MSD se basó en las “lec-
turas seleccionadas” de la Universidad de Texas,
Dallas, actividad dirigida por Dr. Miguel A. Martini
Padilla. Además teníamos nuestro grupo musical
junto con Alan, el Vampiro, la Ardilla. De toda la re-
sidencia mi año favorito fue el de Jefe de Residentes
que compartí con mi amigo Efraín Ochoa, prominen-
te Médico en Florida EUA, dueño de una colección
de fotos clínicas que sobrepasa la decena de miles
de fotos tomadas a cualquier día y hora. La jefatura
fue un trabajo de tiempo completo, siempre de lla-
mada y de oportunidades quirúrgicas casi ilimitadas,
gracias a la apertura de nuestros jefes liderados por
don César Mishaan.
Toca después la vivencia en la Universidad de Texas,
Houston. Decía el Dr. Rolando Imeri “La razón de ir a
un país desarrollado, es aprender a ser disciplinado”.
Ciertamente se encuentra un ambiente sistematiza-
do, los procedimientos protocolizados, poco chance
a la improvisación, disponibilidad de tecnología de
punta y vocación de investigación. Lo que más me
llamó la atención fue que la escogencia de profeso-
res, jefes de programa o departamentos, se basa en
la competencia abierta tanto nacional como inter-
nacional. No hay pues herencia de plazas en este
caso para cirujanos por antigüedad dentro de la ins-
titución. Un profesor decía que la idea es evitar la
“endogamia”, buscar sangre nueva con ideas nuevas
como factor de progreso.
Quiero ahora referirme a situaciones puntuales rela-
cionadas con la práctica de la cirugía. Educación Mé-
dica Continua: Aunque es un requisito del Colegio
Médico, es lógico, saludable y moralmente obligato-
rio estar informado de los estándares internaciona-
les, progresos, tendencias y muy importantemente
la cambiante o refrendante evidencia sobre patolo-
gía y manejo diagnóstico y terapéutico. En nuestra
especialidad, actualmente existen sinnúmero de
fuentes de información. Hay recursos como IRCAD,
AIS entre muchos otros que permiten recurrir a un
Atlas quirúrgico con videos, discusiones, conferen-
cias, “blogs,” canales de consulta, muchos de ellos
gratuitos. Recuerdo la frase que aprendí de mi pa-
dre: “Una foto dice más que mil palabras y un video
mucho más que mil fotos”. Cabe recordar nuestras
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