Revista Ansco Numero 5 | Page 10

OPINIÓN Asimismo, un trabajo que nos genere preocupaciones y tensión constantes, que nos impida un adecuado descanso y que nos genere ansiedad, inevitablemente tendrá un impacto negativo en nuestra salud. El concepto de “estrés”, muy popular en nuestros tiempos, no siempre es bien comprendido y utilizado. En términos simples, el estrés es un proceso adaptativo del organismo que se activa cuando percibimos una situación como amenazante o peligrosa, o nos sentimos incapaces de enfrentarla. Este proceso incluye respuestas cardiovasculares, respiratorias, neurológicas y hormonales, que en un principio nos permiten estar “más alerta” y defendernos mejor ante dicha situación adversa. Presentar momentos de estrés, no es algo necesariamente negativo, pues muchas veces nos permite una oportunidad de crecimiento, fortalecimiento y adaptación. Sin embargo, cuando esta respuesta se desborda en intensidad o se prolonga en el tiempo, puede generar daños que conducen a la aparición de agotamiento, trastornos mentales, problemas cardiovasculares, enfermedades músculo-esqueléticos, disminución de la inmunidad e incluso algunos tipos de cáncer. La Organización Internacional del Trabajo 10 (OIT), define estrés laboral como “la respuesta física y emocional dañina causada por un desequilibrio entre las exigencias percibidas, y los recursos y capacidades de un individuo para hacer frente a esas exigencias”. En ese sentido, el estrés en el trabajo se genera cuando hay un desbalance entre las exigencias (“demanda”), y la forma en que realizamos y se organiza nuestro trabajo (“control”). En este balance participan múltiples factores: la naturaleza de las tareas, la organización del trabajo, y los recursos individuales. Un importante avance en esta materia a nivel nacional, lo constituye la publicación del “Protocolo de Vigilancia de Riesgos Psicosociales en el Trabajo” (Res. Ex. N°336 del Ministerio de Salud de Chile, 2013), que establece la obligatoriedad para todos los empleadores de vigilar los riesgos psicosociales laborales, utilizando como herramienta el cuestionario SUSESO-ISTAS 21. Las distintas divisiones de Codelco están aplicando esta normativa, determinando el nivel de riesgo psicosocial en las unidades de trabajo, y elaborando estrategias para mitigar los riesgos detectados. Los supervisores y supervisoras debemos tener conciencia de que prevenir el estrés y mantener un adecuado estado de salud mental es tarea de todos. Debemos asumir nuestro rol de supervisión desde el liderazgo positivo al interior de nuestras unidades, generando ambientes de trabajo saludables, con un adecuado nivel de comunicación, pero también debemos preocuparnos por nuestra propia salud, previniendo la aparición de estrés asociado a nuestro trabajo. Algunas recomendaciones generales para prevenir el estrés y proteger nuestra propia salud son: cuidar el descanso y mantener un sueño suficiente y adecuado; realizar actividad física, sobre todo al aire libre; tener una alimentación saludable, con adecuado consumo de frutas y verduras; no fumar y limitar el consumo de alcohol; efectuar actividades que permitan distraernos; mantener el buen humor; poner límites al tiempo dedicado al trabajo, y cumplir con nuestras obligaciones laborales dentro de un horario establecido; conservar una adecuada red de apoyo social, ya que son fuente de respaldo psicológico. No olvidemos que un menor nivel de estrés y un mayor bienestar individual, generarán supervisores más saludables e íntegros para el futuro de nuestra Corporación.