Revista ANPL Revista ANPL N° 17 | Page 38

Es claro que la lechería va a salir de esta crisis, como lo ha hecho anteriormente, pero para los productores que hace años están en el rubro y que están cerca del retiro, pensar en afrontar sus deudas para salir adelante no es sencillo. Ese es el caso del productor Ruben Sastre, de Paraje Maciel, en Florida, quien visualiza que la única manera de salir adelante, es vendiendo todas sus vacas. “Yo no le aconsejo a mi hijo que siga con el tambo”, sostiene entre seguro y dolido, al ver como tantos años de trabajo se van de esta manera ante la mirada, a veces hasta indiferente, del gobierno de turno. - ¿Cómo fueron los inicios en el tambo? - Comenzamos con mi hermano la actividad en 1981 y se- guimos juntos hasta cuando mi padre nos vendió su parte del tambo. Luego seguimos cada uno por su lado. Ordeña- mos unas 100 vacas por día con dos empleados desde el arranque. En el 2010 logré un pico de producción alcanzan- do a ordeñar unas 170 vacas y pasé a tener 3 empleados. - ¿Cómo funciona actualmente el tambo? - En este momento tengo 140 hectáreas propias y 50 arrendadas. Aquí se hace la recría, algo de agricultura para autoconsumo de la vaca como sorgo y maíz, y fardos. Si bien actualmente mantenemos 3 empleados ordeñamos 110 vacas. Lo máximo que puedo llegar a ordeñar son 120 vacas en primavera, pero es muy difícil crecer. Nosotros estamos sacando unos 1.800 litros diarios de leche, lo que da una producción promedio de 18 a 19 litros, porque hay algunas vacas con mastitis o recién paridas que no van para el tambo. En época de lactancia logramos un pico de 7.000 litros por animal. En el tambo nosotros manejamos maquinaria propia, lo único que pagamos son las trillas cuando se cosecha sorgo o maíz. 38 | ANPL DIFÍCIL MOMENTO “YO ESPERABA QUE EL GOBIERNO AYUDARA EN ALGO A LA LECHERÍA, PERO VEO QUE NO” - ¿Cómo ha vivido el proceso del tambo desde que co- menzó a producir solo? - A mí me encanta el tambo, y lo veía como el único rubro que podía explotar en esas 150 hectáreas que tenía en aquel entonces. A pesar de la crisis del año 2001 pude mandar a mis hijos a estudiar a Montevideo. Creo que si hubiese estado en otro rubro no hubiese podido. En ese momento vivimos ajustados como ahora, pero fue una crisis mucho más corta que esta. A estos dos años tan malos se le sumó el clima, lo que nos liquidó las vacas. Yo no vendí vacas para comprar un auto, sino que lo hice para sobrevivir. Tuve que deshacerme de muchos ganados. El