No me agradan las introducciones o presentaciones. Son engorrosas
leerlas y mucho peor escribirlas. Reconozco que son un mal necesa-
rio. El primer número de cualquier revista necesita de una presen-
tación decente que más o menos explique las motivaciones infor-
mativas, artísticas o creativas —nunca menciona las lucrativas— del
autor, autores o editores. A mí me gusta ir directo al grano. Por eso
esto es una especie de anti presentación. Si igual desean un poquito
de formalidad editorial, déjenme decirles: “bienvenidos a la edición
cero de la revista ALFI donde todos los lectores del universo virtual
encontrarán literatura en frasco pequeño o cápsulas comprimidas de
entretenimiento”.
alfieri díaz paz
En la revista ALFI encontrarás relatos informales. Casi argumentos
de cómics que pudieron ser y quizás algún día lo sean. Por ser el nú-
mero inicial, todos los relatos que aparecen han sido creados por mí,
un muchacho trujillano de apenas trece años que viene escribiendo
diminutos relatos de ficción desde el 2016. Esta revista nace no con
la intención de convertirse en una revista literaria cualquiera. Es una
revista escrita por un adolescente dirigiéndose a un público lector
con mente adolescente. Gente que disfrute de lo absurdo, que no
busque contenidos racionales o profundos. Escribo para lectores que
no les gusta leer. Para analfabetos funcionales que apenas pueden
leer unas cuantas líneas sin aburrirse. Los contenidos que pasan de
las doscientas palabras simplemente los aplasta y los espanta.
La génesis de estos relatos se remonta a mi blog: alfieridiazpaz.blogs-
pot.com que ahora último lo tengo muy descuidado porque, ¿quié-
nes leen blogs ahora? En estos tiempos del Instagram los blogs están
condenados a la extinción, al igual que las revistas impresas por lo
que mi revista de relatos ha optado por lanzarse en formato digital.
Mi blog nació por recomendación de una profesora del curso de
Comunicación, en un vano intento de hacer que suba mi promedio
porque igual me desaprobó. A ella no le gustaba lo que yo publicaba.
Decía que debía redactar cosas más ‘felices’ y ‘positivas’.
Espero que disfruten de esta revista porque a mí me gusta escribir
historias macabras. Y veo que a mucha gente es aficionada a este tipo
de contenidos. Tuve entre mis lectores a un sujeto que me enviaba
mensajes por Facebook diciéndome que siga escribiendo cuentos de
miedo. Me aseguró que él podría hacer de mí un escritor de mucha
fama, con cantidad de seguidores y dinero para comprar el mundo
a cambio de una insignificancia; que le entregara mi alma firmando
un contrato.
He decidido eliminar al Diablo de mis contactos.
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